Porsche Macan: Nos vamos a la Costa Azul a probar el SUV eléctrico que te hará querer los coches a pilas

Y es que habíamos llegado a pensar que un coche eléctrico debía tener pocas opciones de diseño o equipamiento, e incluso ser feo, pero resulta que no. El Macan Eléctrico es un Porsche y, como tal, se ofrece con trece colores, algunos tan llamativos como el azul, el naranja o el amarillo, ocho tipos de llantas, siete packs interiores, cuatro packs adicionales… y 59 colores más de carrocería si queremos personalizar el coche. Pero todo ello no significa nada si el diseño no fuera atractivo, y el del Macan lo es, y lo es porque no parece un eléctrico, o mejor aún, aprovecha las ventajas de ser eléctrico y las suma a las de los coches de combustión. Las proporciones son adecuadas, en un coche que no parece ‘deformado’ por la enorme batería en su parte baja, sino que podría pasar por ser un nuevo Macan de gasolina. El morro es más bajo, ya que no hay motor gasolina bajo el capó, y las luces principales pasan a donde estaban antes las formas de aire en el paragolpes. El frontal está muy trabajado en lugar de ser liso e impersonal y se mantienen los retrovisores Porsche y las manetas convencionales de las puertas. Mide 4,78 metros de largo por 1,63 de alto y 1,93 de ancho, es decir es más bajo y tiene más anchura que antes. La zaga tiene una caída tipo coupé que no afecta al espacio de los pasajeros traseros, pero que hace que Porsche solo ofrezca una carrocería en este modelo… justo como antes y al contrario de muchos rivales de esta clase, con versiones normal y ‘coupé’. La trasera es diferente al actual: aparece un alerón móvil y es más ancha y sólida, algo 'pesada' por la gran cantidad de chapa, pero bonita igualmente, y el lateral tiene una proporción perfecta entre carrocería y cristal, dando como resultado un coche llamativo, que nadie sabrá que es eléctrico salvo si encargamos los logotipos ‘electric’ para sus laterales.

El interior también nos enamora, y tanto en la versión base como en la potente turbo, notamos que estamos ante un coche especial, aunque no exótico. El volante es… ¡redondo!, y con aro fino, algo que agradecen las manos pequeñas. Las pantallas son fáciles de usar y de entender, y no son las protagonistas del interior del coche, que cuenta con hasta tres, estrenando una opcional para el pasajero donde puede consultar, sin que el conductor sea capaz de verlo, radio, vídeos o hasta partidos de fútbol. Todas tienen un tamaño comedido y sin ser las absolutas protagonistas del cuadro de mandos, que tiene un estilo muy Porsche, con su cronometro opcional en el centro. Los asientos son amplios, deportivos, cómodos y recogen bien. La posición al volante es baja y algo más deportiva, aunque los más altos perdemos apoyo para la parte final de las piernas porque el piso del coche también es más alto. La consola central se deja para los mandos del climatizador, todavía afortunadamente analógicos en un mundo completamente digitalizado. El Macan estrena en Porsche realidad aumentada proyectada en el parabrisas y, aunque nos gusta cómo va, también nos gusta que pueda desconectarse, ya que el cuadro de relojes cumple de sobra con estas funciones. El único pero en el interior es para la consola central que, climatizador aparte, tiene huecos y conexiones para cables que quedan muy bajos. En la parte positiva la iluminación led es regulable en intensidad y colores por zonas y se usa también para alertarnos de presencia de coches en el ángulo muerto o de peligro al abrir las puertas. También es de agradecer que el Macan tenga la primera superficie de carga para el teléfono móvil de fácil acceso y donde el móvil no se caerá nunca, algo importante en un coche que puede acelerar hasta los 100 por hora en 3,3 segundos.

La parte interior trasera mantiene la calidad y equipamiento Porsche… aunque sea eléctrico, algo que no pueden decir todas las marcas. Por ejemplo, nos caben los pies debajo de los asientos delanteros, y esto es importante en las tallas más altas, podemos tener cortinillas eléctricas en las ventanillas traseras -ideal si viajamos con niños de corta edad-, techo panorámico eléctrico, abrible y con cortinilla para resguardarnos del calor, dos tomas USB-C, climatizador de cuatro zonas y un amplio reposabrazos. No hay quejas en altura en estas plazas en las que dos adultos viajarán bien,... aunque no tengan la amplitud del Cayenne. El maletero viene con dos buenas noticias: primero mayor capacidad que antes, con hasta 540 litros muy aprovechables. Segundo, un maletero delantero que se abre con el simple contacto de la mano con el capó, que se levanta de forma automática y nos ofrece un buen compartimento con 84 litros para los cables de carga… o cualquier otro elemento que queramos llevar. El interior tiene calidad, equipamiento y comodidades habituales en Porsche, y, como ocurre en el Taycan, no se ha retrocedido en nada por el hecho de ser eléctrico.

La mecánica es un punto clave pero, para muchos clientes de Porsche, si el coche no les gusta o no les atrae lo suficiente, simplemente, les va a dar igual lo que tenga debajo del capó, porque saben que en este apartado Porsche no va a decepcionarles, y así es en este caso. Porsche ha diseñado junto a Audi la nueva plataforma 'PPE' eléctrica del grupo Volkswagen, al que Porsche pertenece, y que tiende a liderar en esta era eléctrica. La plataforma equipa una única batería de 100 kilovatios hora, con arquitectura de 800 voltios que permite recargas de hasta 270 kilovatios, lo que permite pasar de 0 a 80 por ciento -donde las baterías empiezan a ralentizar su carga para equilibrar las celdas- en menos de 22 minutos. Si el cargador no tiene 800 voltios, el sistema ‘parte’ la batería y carga cada una de las mitades a 135 kilovatios, lo que nos llevará 33 minutos de recarga hasta el 80 por ciento. Porsche mantiene los dos puntos de recarga del Taycan también en el Macan, pero ubicadas en las aletas traseras, una para corriente continua, la que se usa en carretera, y en los dos lados para corriente alterna, la que tenemos en casa y que nos permite aparcar de un lado u otro del cargador sin hacer maniobras extra. La batería es de níquel, cobalto y manganeso -NCM-, en proporción 8-1-1, con menos cobalto y manganeso que en generaciones anteriores, pesa 575 kilogramos y está formada por doce módulos que podrán cambiarse en el taller de forma independiente en caso de avería, sin necesidad de renovar toda la batería.

Pasamos a los motores, de imanes permanentes -y por tanto sin mantenimiento- y fabricados por Porsche. Hay dos en el Macan, uno por cada eje, y tienen una potencia inicial de 387 o 585 caballos, potencias que suben hasta los 408 y 639 al activar la función 'Boost' para obtener la máxima aceleración. La versión de 387 caballos tiene 613 kilómetros de autonomía y la de mayor potencia, 591 kilómetros de rango, y son cifras muy buenas porque, entre otros motivos, el Macan desconecta el motor delantero siempre que es posible para no consumir energía. También tiene esta autonomía porque el coeficiente aerodinámico Cx es de solo 0,25 frente a los 0,35 del modelo anterior, lo que hace que tenga 85 kilómetros más de recorrido y, por último, el coche intenta ser lo más ligero posible, y aunque pesa entre 2.400 y 2.500 kilogramos, toda la carrocería exterior es de aluminio y los aceros utilizados en el chasis son de alta resistencia.

Las prestaciones son extraordinarias, y el Macan 4 acelera de 0 a 100 en 5,2 segundos y alcanza los 220 por hora. El Turbo acelera en 3,3 segundos y llega a 260 por hora. Los consumos homologados son de 17,9 y 18,8 kilovatios hora cada 100 kilómetros. A todo esto, hay que añadir la presencia de la suspensión neumática, de serie en el Turbo, la suspensión de dureza regulable y la dirección en el eje trasero, con hasta cinco grados de giro.

Queríamos hablar de las impresiones de conducción, pero están 'embargadas' hasta el día 23 de abril, cuando la principal prensa mundial haya probado el coche, así que será el momento de rellenar este párrafo. Mientras tanto, diremos que no hay pegas al respecto, pero que aún no tenemos todas las respuestas.

Pasamos a los precios, y agradecemos la simplificada gama Porsche: una versión por mecánica -es decir, dos versiones, Macan 4 y Macan Turbo- a los que añadir packs de equipamiento y opciones. El Macan 4 de 85.300 euros nos parece un auténtico cochazo en todo, pero, para los que quieren lo mejor de lo mejor, 31.000 euros extra les darán acceso al Macan Turbo, que cuesta 116.900 euros. Si vale la pena uno u otro depende de las necesidades de cada uno, pero un Macan 4 bien equipado -mi configuración se ha ido a los cien mil euros- se nos antoja una de las mejores opciones para el uso familiar. En cuanto al equipamiento opcional, mucho ojo al diámetro de las llantas, ya que aumentan el consumo y disminuyen la autonomía. Vale la pena unas llantas 'estándar' y poder aguantar unos kilómetros más entre puntos de recarga. En cambio, bienvenido un techo solar que se abre muchísimo, los nuevos asientos con masaje, las cortinillas eléctricas traseras, la pantalla para el pasajero o los tapizados exclusivos, pequeñas cosas que hacen la vida más fácil, también en un coche eléctrico… y que mejoran su reventa sin complicarnos la vida en la mecánica. Para los que quieran el Turbo, la dirección trasera o el pack crono estarán, seguro, en su 'check-list'.