El ejército español tendrá coches chinos: 4.500 Changan remarcados como Peugeot para sustituir a los Nissan y Santana

Se estima que aún quedan cerca de 2.000 unidades del Aníbal en circulación, una pick-up que el Ejército compró ahora ya hace dos décadas a la extinta Santana en una polémica decisión que tuvo un trasfondo político. Estos vehículos, ya obsoletos en su día porque estaban basados en la segunda generación del clásico Land Rover aunque dotados de motores Iveco, están listos para ser renovados, y ahí es donde entra en acción el Landtrek, en un concurso en el que no ha participado Peugeot España, sino el proveedor sevillano Iturri.

El Peugeot Landtrek es un coche 'made in China', creado por Peugeot con su socio Changan tomando como base el Changan Hunter, sobre el que se cambian las piezas más visibles de la carrocería: frontal, logotipos y zaga. De hecho Stellantis no solo vende el Peugeot Landtrek, también el Fiat Titán con idéntica premisa: cambio de logotipos y detalles sobre el Changan original y fabricación china con destino a los mercados de Latinoamérica y África, principalmente.

El proceso de licitación ha sido largo, y no ha estado exento de recursos por parte de otras empresas aspirantes, en concreto TSD cuya propuesta era sobre el conocido Ford Ranger, pero al final, el contrato se lo ha llevado la empresa sevillana Iturri por un valor de 217,6 millones de euros, ampliables a un máximo de 315,6 millones en caso de cumplirse las posibles prórrogas. Será ésta la que se encargue de transformar los Landtrek y adecuarlos para el servicio militar. Entre otros cambios, esto incluirá la incorporación de un paragolpes metálico con hueco para gato y cabrestante. No se aprecia en cambio en los primeros prototipos la toma de aire de motor elevada –snorkel– muy útil para los vadeos.

El Landtrek deriva del modelo chino Changan Hunter.

EL OBJETIVO, OLVIDAR LA PESADILLA DE ANIBAL

A pesar de lo imponente de su nombre, lo cierto es que los Santana Aníbal que ha usado el Ejército hasta ahora han traído más dolores de cabeza y problemas que otra cosa. Santana terminó su colaboración con Land Rover en el año 1989, y después vino un acuerdo con Suzuki por el que se fabricó en Linares, Jaén, los Samurai, Vitara y Jimny hasta el año 2011. Tras cesar esta producción 'metalúrgica Santa Ana' –origen del nombre Santana– desempolvó las matricerías del antiguo Land Rover y retomó su producción dotándolo de motor Iveco y otras mejoras: fue el Santana Aníbal. El debut fue complicado, pero la convocatoria de un contrato del Ejército cambió las cosas. En un proceso no exento de controversia, el Santana Aníbal se impuso a un todoterreno militar gallego –el URO Vamtac, inspirado en los Hummer– en parte porque era más barato y en parte por los intereses políticos del momento.

Según pasaron los años, sin embargo, se acumularon los problemas técnicos y los informes desfavorables, hasta el punto que en 2008 el Ejército acabó repatriando las unidades que tenía en el extranjero y estipulando que tan sólo se podían usar en el interior de los bases a una velocidad limitada. La nueva licitación es, cuando menos, peculiar, ya que Estados Unidos está prohibiendo la entrada de coches con componentes 'made in China' por su posible manipulación remota en caso de conflicto. En cambio España está comprando coches con origen asiático para su ejército, lo que sin duda podría generar cierta controversia con sus aliados en las misiones fuera de Europa.

Santana Aníbal militar