Albert Costa: "De no correr a ganar Le Mans, es una salvajada"

Albert, como no podía ser de otra manera, estaba muy contento por haber cumplido uno de sus sueños. El barcelonés se lució en el circuito de La Sarthe –en el centenario de la carrera, para mayor deleite– y todavía no podía creerse todo lo que ocurrió el pasado fin de semana.

"Muy feliz, aún no me lo creo. Cuando he empezado a leer que soy el ganador de las 24 Horas de Le Mans en LMP2, me he derrumbado. ¿Quién me iba a decir a mí esto? De no correr este año, o de no tener el contrato ideal, a cumplir mi sueño de correr Le Mans y ganar. Es una salvajada", ha comentado Albert Costa en el canal de Twitch de esta cabecera.

La victoria se fraguó gracias, especialmente, a la velocidad y la consistencia de Costa. Los datos están ahí: el español no sólo fue el más rápido –en torno a medio segundo más rápido que Fabio Scherer y dos segundos de diferencia con Jakub Smiechowski– del equipo Inter Europol, sino que además, obviamente, fue el que más rodó. El honor de cruzar la meta fue para Scherer, pero tenía una explicación.

"Yo hice 36''7 en dos vueltas seguidas y tenía a Kubica o Delétraz detrás. Cuando vieron mi ritmo, me preguntaron si quería acabar la carrera y yo dije que podía acabarla, pero dije que tenía un poco de hambre porque pensaba que sólo era un triple 'stint'. Me sentía bien y, si hay que acabar, se acaba. Me dijeron que acababa yo, pero al final me dijeron que había cambio de piloto. Por una parte, me hubiese gustado acabarla, pero también me encantó estar con mi gente y poder celebrarlo. Fue inolvidable".

LA HISTORIA DE SUPERACIÓN DE ALBERT

Si alguien piensa que el hecho de derrumbarse tras haber conseguido la victoria en Le Mans puede parecer algo exagerado, sólo se me ocurren dos opciones: o no conoce la dureza de Le Mans o no sabe todos los obstáculos que ha tenido que sortear Albert a lo largo de su vida.

"Mi trayectoria no ha sido nada fácil. Cuando era pequeño, mi padre me dijo que si ganaba carreras, podía correr, pero si no ganaba, como no había dinero, pues no podía. Yo tenía diez años y eso se me quedó grabado. Ha habido momentos de pensar que lo tenía todo, y de repente todo desaparecía. He llorado mucho".

Cuando se refiere a tenerlo todo y que todo desaparezca, habla precisamente de un momento en el que tenía asegurado un futuro en GP2 o World Series y quizás más adelante en Fórmula 1, pero el que era su mánager le estafó y desapareció con el dinero.

"Yo estaba en el aeropuerto y el chico nos dijo que estaba con un cólico en el hospital y que no podría viajar. Nos miramos y dijimos que era muy raro, ya que habíamos quedado con él para desayunar, pero cuando hicimos el check-in y no venía, volvimos a llamarle... y el móvil ya no pertenecía a ninguna línea. Probamos con varios teléfonos y no hubo manera".

"Nos íbamos a visitar a Force India, a Williams y al señor Trevor Carlin para correr en GP2 o en World Series. Teníamos patrocinadores –Pringles, TomTom, Samsung, Fly Emirates o Nike– y todo lo que pasó era real, pero el hombre desvió todo lo que nos llegaba. Lo venía preparado desde hace tiempo, es una cosa muy rara".

"Fue muy duro. Yo en ese momento estuve dos meses y medio viviendo un sueño, pero se fue todo. Empecé a llamar a todos los equipos e incluso le ofrecí a Trevor Carlin correr gratis. Trevor me ofreció un descuento, pero yo no tenía dinero, no podía pagarme ni los vuelos. A él le supo muy mal: 'le das al gas', me decía. Fue muy duro".

Después de la estafa, Albert se vio obligado a pasar varios años sin correr y tuvo que reinventarse en forma de 'coach'. Pero la sangre de piloto aún estaba ahí, y aunque los monoplazas ya quedaban en un sueño lejano, supo encauzar su camino hacia otra modalidad. Eso sí, para entrar en el equipo Emil Frey tuvo que sacar todo su talento a relucir.

"Yo me mantenía en forma, estaba a tope por si me llamaban. En ese momento, yo no era feliz, estaba frustrado. Pero, cuando me olvidé de todo y empecé a ser feliz con lo que tenía, es cuando empezaron a salir las oportunidades. Me moví y empecé a llamar a las puertas de los camiones de los equipos para decir que estaba libre".

"Yo no tenía nada, sólo pedía que me diesen un coche para cinco o diez vueltas, una única oportunidad. Así estuve muchos meses. Y entonces, yo estaba en Australia y me llamó Emil Frey y me dijo de hacer un test en Navarra. Me daban medio día de test, que son unas 20 vueltas, y yo acepté sin pensarlo".

"Allí había ocho pilotos que ya habían rodado toda la semana. Yo llegué el último día y, en agua, fui el último en subirme al coche. Mi tercera vuelta fue la más rápida de toda la semana, y al mediodía me pusieron un contrato encima de la mesa. Llegué a casa y mi padre pensaba que la cantidad que salía en el contrato era la que yo tenía que pagar, en lugar de cobrar".

Después de ese test, la historia de Albert es bien conocida. Tras haber tenido una etapa como piloto oficial de Lamborghini, este año se pasó a los LMP2 con un equipo modesto como Inter Europol y ganó las 24 Horas de Le Mans el pasado fin de semana. ¿Qué traerá el futuro? El propio Albert ha confirmado que "algo hay" –con una sonrisa de oreja a oreja– cuando le han preguntado por un posible futuro en un Hypercar… pero habrá que esperar.