Costa, Scherer y Smiechowski: crónica de una victoria en LMP2 no anunciada

Había muchas cosas en contra de este pequeño equipo polaco puesto en marcha por el padre de Kuba. Es modesto, aunque está en Le Mans y LMP2 desde 2019. Había al menos 16 equipos potencialmente ganadores y eran los únicos que no estaban vinculados con alguno de los constructores de Hypercar. Es una categoría muy reñida; de los 24 equipos en la salida, al menos 15 o 16 podían aspirar a la victoria. Tenían sólo el 13º puesto de parrilla, aunque Albert decía convencido de que si no llega a ser por las banderas rojas estaría quinto o sexto de parrilla.

La suya ha sido una victoria peleada, trabajada, merecida, conquistada. Ni un regalo. Todo pudo irse al traste tras el primer relevo de Scherer cuando el piloto suizo fue atropellado por el Corvette, lesionándose un pie. Afortunadamente, ello no privó a Scherer de mantener pie a fondo en los relevos que le restaban, especialmente en la última hora.

Y sin embargo, no se había llegado al tercio de carrera cuando se el coche verde y amarillo comenzó a caracolear en cabeza, posición que no perdió más que efímeramente por las diversas secuencias de paradas de unos y otros.

Pudo cambiar todo cuando fueron penalizados con un drive trough por ganar dos posiciones con banderas amarillas. Y pudo cambiar todo justo al final cuando a poco más de media hora de la bandera a cuadros fueron investigados por presunta infracción en el pitstop, pero sólo fueron amonestados.

De hecho, a partir de la cuarta hora, tras todos los líos provocados por los incidentes y coches de seguridad iniciales, comenzaron a ir para arriba. Si había estado sobre el séptimo puesto desde el inicio, en la quinta hota ya fueron 4º y una hora después ya eran líderes, primera posición que conservarían hasta el final.

Scherer le hizo un exterior a Kubica para colocarse líder en la séptima hora. El equipo WRT iba a ser su mayor rival hasta el final. Tanto que cambiaron alguna vez de posiciones. En boxes jugaron la carta: una parada más corta para colocarse líder de nuevo y un par de incidentes le permitieron aumentar la brecha… aunque esta, salvo en los momentos de repostaje, oscilaba entre los diez y quince segundos. Un pestañeó, un pequeño descontrol en boxes al cambiar las gomas  Esto le pasó al coche de IDEC, el Oreca de Chatin, Lafargue y Horr, que sufrió un pinchazo a dos horas del final, siendo terceros.

Era una batalla dura -en la que también estaba el honor poalco en juego, entre Kuba y Kubica- y con una serie de rivales al acecho a la espera del mejor error o desfallecimiento. Detrás hubo muchos cambios de posiciones y coches que sufrieron problemas o salidas, como los Alpine o el coche favorito de United.