El motor de Russell, inservible tras el incendio de Australia

Lando Norris tuvo un problema en Baréin con el sistema neumático que acciona las válvulas a causa de una fuga que le hacía perder presión. Norris entró varias veces en boxes para reponer aire en el sistema, pero el motor no sobrevivió al tratamiento.

En Melbourne, Russell abandonó con su motor envuelto en llamas. Al parecer el aire de admisión llevó algunos fragmentos procedentes de partes no selladas del motor al interior de un cilindro. El daño ha sido extensivo: Motor, turbo y MGU-H quedaron inservibles, pese a los intentos de los técnicos de Mercedes de salvarlos, según apunta Auto Motor und Sport. Existen dudas aún, dos semanas después del incidente, sobre si la batería y la Unidad de Control han sido asimismo dañadas.

De momento en Bakú estrenará, sin penalizar, una unidad de potencia completamente nueva, todos los elementos. Sobre Russell se cierne asimismo –como sobre Leclerc y Sainz o Norris– el fantasma de futuras penalizaciones en forma de posiciones de parrilla.

Da la impresión de que los técnicos han arriesgado mucho en busca de potencia, conocedores de que el desarrollo de los motores está congelado por tres años (2023, 2024, 2025), es decir el resto de la actual reglamentación, y sólo se permite ganar fiabilidad. En otras palabras, un déficit de potencia no se podía recuperar; un problema de fiabilidad se puede solucionar. La elección era obvia, incuestionable.

Entre tanto los ‘motoristas’ están trabajando ya en las nuevas ‘power unit’ de 2026. En teoría las unidades térmicas son similares, pero al ser más sencillas en el fondo implican iniciar un nuevo proyecto.