Adrian Newey ha sorprendido de nuevo a los rivales

"Los otros han copiado un modelo ya viejo", ha dicho Helmut Marko. Uno no está seguro si lo ha dicho a modo de sentencia, en sorna o en forma de aviso. Puede que algo de las tres.

Los rivales han quedado petrificados por unos instantes. Tras dos años pontificando sobre el error del camino ‘Zero Pontons’ tomado por Mercedes tachándolo de error y que ‘la verdad’ estaba en Red Bull, en el camino marcado por el ‘domador del viento’, Adrian Newey, éste les ha sorprendido tomando la senda que los otros creían errónea.

Es cierto, tal como ha dicho Marko, "nuestra solución no es tan extrema como la que usó Mercedes, pero la idea es similar y nos ha funcionado bien en galería".

No sólo eso, sino que adopta los ‘canales tobogán’ que se han visto en los pontones Ferrari estos dos años, pero además colocándolos también en un voluminoso capó motor.

Red Bull ha dado a los rivales una pruebas más de que quien copia se queda atrás. Pero sobre todo les ha recordado un detalle tremendo: no sólo hay que acertar con el concepto sino además entenderlo y hacerlo funcionar. Es en estos dos aspectos donde Mercedes falló o, al menos, no supo encontrar la solución adecuada.

Parte de ello quizás se debería a lo dicho por Guenther Steiner en 2022: "En Haas ya estudiamos algo así y no funcionó". Pero sobre todo al hecho de que el Aston Martin comenzara a funcionar cuando abandonó el concepto inicial, muy próximo al ‘Zero Pontons’ por otra que parecía copiado a Red Bull –aunque se demostró que habían comenzado a estudiarlo antes de que Red Bull presentara el RB18–.

Es posible que Red Bull haya dado con la clave para que el sistema funcione. La aerodinámica tiene muchos secretos y no hay soluciones mágicas, sino que se trata de un todo. Está claro que a Mercedes se le escapó alguna cosa.

Todo ello me ha hecho recordar dos situaciones vividas por McLaren y que en cierta forma también tienen que ver con Adrian Newey.

Cuando los de Woking decidieron abandonar el motor Honda para volver a Mercedes a finales de 2017 y Red Bull –Toro Rosso– se lanzó en manos del propulsor japonés, le preguntaron a Zak Brown qué pasaría si el motor Honda comenzaba a funcionar y admitió que en ese caso "se nos pondrá cara de tontos". Newey estaba en Red Bull, pero no dudó en aceptar el cambio de propulsor; algo habría visto.

Y un segundo caso. Cuando en 2003 Adrian Newey le dio a McLaren un espectacular MP4/18, el denominado ‘coche del miedo’. Radical e imprevisible, tanto que los pilotos probadores tenían miedo de llevarlo al límite; no estaban seguros de su caprichosa y drástica reacción.

Pedro de la Rosa admitió que era un coche con gran potencial, pero muy difícil del poner a punto. "Por eso no llegó a debutar, pero muchos de los conceptos que se usaron se utilizaron después en el MP4/19". Sencillamente, Newey se había pasado de frenada y quizás por ello cuando aterrizó en Red Bull colocaron al pragmático Geoff Willis a su lado, para que no volviera a ocurrir.

Por lo visto en la primera mañana de test, el Red Bull funciona. Ha ido más deprisa (1’32”548) que en los Libres 1 de Baréin el pasado año. (1’32”758). Comparo con los Libres 1 porque son una suerte de test, toda vez que no se va a por el crono sino a confirmar los datos de partida ofrecidos por las simulaciones.

Es cierto, muchos rivales –Ferrari o McLaren– han mejorado mucho más, pero sigue manteniendo una buena brecha. Siete décimas de entrada sobre Leclerc y más de ocho sobre el Aston de Alonso, es un mundo.

La cosa cambia algo si nos fijamos en la primera jornada libre del pasado año. Max ya ha ganado tres décimas; Ferrari está donde estaba; McLaren ha ganado dos décimas; RB (ex AlphaTauri) medio segundo… Mercedes, casi siete. Los demás no han conseguido igualar los cronos del pasado año. Es cierto, queda la tarde y pueden cambiar las cosas.

Esto sólo ha empezado, pero a buen seguro los rivales de Red Bull ya tienen que hacer frente al primer quebradero de cabeza.