Red Bull, 'pillado' a la espera de sentencia

Si la sanción es 'testimonial', el sistema se va a pique. Si es dura, pueden irse a pique otras cosas. La afición, obviamente, no entendería bien que a Max Verstappen o a Red Bull les retiraran los títulos del año pasado o los de éste.

Porque el exceso de gasto tiene incidencia en ambos años. El año pasado porque pudieron gastar algo más de lo que deberían en las evoluciones de 2021 y en el de este año porque el dineo de más podría haber servido para los desarrollos del coche nuevo, sin haber tenido que sacrificar la batalla por el título de 2021.

E incluso puede tener repercusiones en 2023 porque parte con la ventaja inicial de haberlo podido encarrilar todo, mientras que los otros deben hacer un camino más largo.

La "sorpresa" que manifiesta Red Bull por el resultado de la auditoría no parece fundada, sobre todo teniendo en cuenta que admitieron que existían algunas diferencias de criterio con la FIA, algunas de las que se han solventado.

También parece claro que Mattia Binotto y Toto Wolff habían tenido buena información cuando clamaron al cielo y apuntaron a Red Bull.

Eso sí, sorprende que se comenzara hablando de unos 11 millones de euros, que se rebajara la cifra a la mitad y a la hora de la verdad, haya sido la mitad.

En mis tiempos hubiera sido irrelevante. Si te pescaban copiando, te ponían un cero –ya hubieras copiado todo el examen o sólo lo hubieras intentado para responder la última pregunta–.

En otros deportes, las infracciones de doping seán máximas o mínimas o simplemente sospecha porque se ha encontrado un 'enmascarador' suponen la pérdida del resultado y la suspensión.

Y está claro que de 'doping financiero' se trata. Más dinero gastado, más posibilidades de diseñar un coche competitivo, más posibilidades de desarrollar.

¿Qué son un par de millones de más en el desarrollo? Es difícil decirlo. Lewis Hamilton destacó muy recientemente que el título se les había escapado por no gastar 300.000 euros para poder cumplir con la norma. Mattia Binotto señaló que siete millones de euros era el presupuesto que tenía el equipo para las evoluciones y Toto Wolff, que un par de millones equivalen a casi medio segundo.

Es posible que exageren, pero eso nos da una idea de la posible ventaja adquirida gracias a superar el techo presupuestario.

Por eso, la sanción que se ponga a Red Bull es una prueba del algodón al sistema. No se les sanciona con la pérdida de puntos en el campeonato de 2021, ni en el de 2022. El grueso de la afición posiblemente no lo entendería. Pero una multa, la disminución del techo presupuestario de 2023 para ellos, la limitación de horas de túnel de viento o de datos de CFD –sanciones probables– no puede ser testimonial.

Éste no debe ser un juicio salomónico, sino una cuestión que requiere luz y taquígrafos –es decir debe saberse el alcance de la infracción– y debe haber una sentencia clara. A la mujer del César no sólo hay que honrarla sino parecer que se honra… –y en todo caso, parecer que se honra–.