El auge de los coches para track-days: un segmento exclusivo en alza

Son coches muy exclusivos que no verás en las calles, carreteras o autopistas, porque no se pueden matricular. Han nacido como coches ‘track days’, es decir para ser disfrutados en pista por gente que sueñan con sentirse pilotos y que puede permitirse pagarse su sueño o capricho.

Tampoco son coches de competición. No responden a las reglas técnicas de la FIA. Han nacido para satisfacer las necesidades de un exquisito grupo de clientes. Un núcleo no muy numeroso, pero suficientemente importante como para prestarles atención que desean disfrutar de un subidón de adrenalina.

Un grupo de clientes que gusta disfrutar de las altas prestaciones, de la adrenalina. Hacerlo sin tener que seguir las restricciones legales impuestas en las carreteras y sin tener que meterse en los ‘líos’ de la competición… aunque sólo puedan disfrutar de su vehículo en un circuito y tengan que acceder a él en remolque.

Por lo general pueden ser más potentes que las versiones de competición, pero su velocidad de paso por curva es inferior. Las sensaciones no están tanto en unas fuerzas G extremas –aunque en este aspecto van mucho más lejos que el mejor deportivo de calle– sino en aceleraciones y frenadas.

Al no verse supeditado a unas reglas técnicas, dejan libertad a los ingenieros. Y, en parte, porque se pueden permitir otras concesiones para ofrecer más confort. Después de todo, la adrenalina no es sólo una gran velocidad de paso por curva.

Es algo que va a más. Siempre puedes comprar un TCR de ocasión y sentirás sensaciones a un precio reducido. Pero no es tan chic como un GT exclusivo ni ofrece las mismas sensaciones... y ahorrar en algo tan placentero no es elegante, si te lo puedes permitir.

Puedes comprar un automóvil de competición y disfrutar, pero… no es un problema de precio, sino de engorro porque un vehículo de competición requerirá más cuidados, más personas trabajando en él, mayor mantenimiento.

Uno de las características de estos coches ‘track days’ es que resultan más sencillos de mantener que un prototipo de competición, sin precisar de tantos ajustes, de tanta electrónica.

No debemos ceñirnos sólo a eso. Comienzan a aparecer circuitos privados. En Estados Unidos está Monticello, cerca de New York. Thermal Club, cuyas instalaciones han sido elegidas desde el pasado año para los test pretemporada de IndyCar y donde este año los socios y la IndyCar se montarán una carrera privada, aunque admitirán a un selecto grupo de aficionados. O el Rafa Racing Club en Houston.

Clubs exclusivos como los más exclusivos clubs de golf… Deporte que en muchos casos se puede practicar asimismo en la misma instalación, junto a otras comodidades para que el resto de familiar: piscina, gimnasio, spa, restaurantes, salones, etc.

Aquí mismo en España tenemos el Ascari Resort, Guadix o incluso el Circuito de Andalucía/Almería, Monteblanco en los que los ‘track days’ –aunque alguna vez haya un test de competición–, ya sean públicos o privados, son el centro de su actividad.

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