Agag prepara 600 millones de euros para asumir el control total en FE

Es evidente que ante esta situación, Agag buscaría evitar un conflicto de intereses y mantener la independencia de 'su criatura' en un momento en el que la F1 –o al menos parte de sus integrantes– consideran que la vía de la electrificación es necesaria para ellos con vistas al futuro.

El deseo de Agag es el tener manos libres para potenciar el desarrollo de este campeonato "que en cuatro años ha pasado de tener que ir llamando puertas por favor a ver como los grandes fabricantes llaman a la puerta", según ha explicado hace unos meses en un artículo mensual que escribe.

La Fórmula E nació como una idea de Alejandro Agag, que contó con el apoyo del financiero español Enrique Bañuelos, quien en 2016 vendió su 25% en la compañía a Liberty Media, lo que permitía a John Malone tener el control de la Fórmula E ya que desde 2015 tenía un tercio de las acciones. En otras palabras, Malone –directa o indirectamente– controla un 58%, si no han producido más cambios.

En una carta dirigida a los accionistas, Agag les ha comunicado su interés por la operación y la oferta. Según la publicación británica Autosport, en dicha carga Alejandro afirma que "como empresario, me gustaría aumentar mi interés en el negocio e influir en su dirección futura. Creo firmemente en el futuro de la Fórmula E y esta oferta es una expresión de esa confianza. Por esta razón, me gustaría hacer una propuesta para comprar todas las acciones de la compañía por un valor de equidad de 600 millones de euros".

En cierta forma, la operación quizás también podría interesar a Liberty ya que el crecimiento de la FE podría ponerle en el objetivo de la Comisión de la Competencia de la CE.

Agag aprendió el negocio de las carreras desde las dos caras. Gran amigo de Flavio Briatore y Bernie Ecclestone, estuvo con ellos en su 'aventura futbolística' y después colaboró con Bernie en otros negocios. Pero también fue patrón del equipo de Adrián Campos de GP2, llegando a hacerse con la propiedad del mismo antes de revenderlo de nuevo a Adrián para fundar la Fórmula E.

Lo aprendido le ha servido para poner en marcha una categoría que parecía imposible en su momento. Supo llevarla a un entorno favorable –circuitos urbanos en las grandes urbes que deben promocionar energías alternativas para la circulación urbano con objeto de limitar la contaminación– e interesar poco a poco a varios fabricantes y a 'start ups' chinas. 

Y también tener férreo control para evitar la escalada de costes que supone la entrada de las marcas: conseguir que estas apoyen la idea de un chasis y aerodinámica comunes a la par que las baterías y dejar sólo libertad para motor y transmisión, es algo sorprendente. La categoría, además, ha conseguido un excepcional nivel de pilotos profesionales de probada calidad y unas carreras realmente interesantes y espectaculares.

Lo único que espero es que pronto podamos ver una carrera de estas en España –el equipo Mahindra tiene su base junto al Circuit de Barcelona y buena parte de los test se realizan actualmente en Calafat– porque muchas de nuestras ciudades sufren problemas relativos a la calidad del aire y la Fórmula E podría tener un impacto importante en la apuesta de los ciudadanos en favor de la automoción 'verde' y cero emisiones.

Pero por el momento Agag no ha querido entrar en la cuestión para evitar controversias políticas que surgirían probablemente a su alrededor.

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