Sbarro Super Twelve: una locura de 12 cilindros y tres metros de longitud

Los años 80, una época de auténticas –y benditas– chifladuras que nos brindó iconos como el Countach o el Grupo B del WRC, por mencionar solo unos cuantos. En aquel entonces el carrocero Sbarro todavía era joven, aunque ya contaba con gran experiencia en importantes proyectos como los Lola T70 de Eric Broadley y se había granjeado cierta reputación por sus réplicas del BMW 328 y sus primerizos modelos, como los todoterreno WindHound y WindHawk entre otros.

El siguiente paso dado fue el Super Twelve, presentado en el Salón de Ginebra en marzo de 1982. Se trataba de un salto diferenciador frente a sus anteriores trabajos, cercados al mundo de la competición para distintas escuderías o de gran tamaño como los todoterrenos antes mencionados, ya que el Super Twelve sorprendía por su diminuto tamaño que apenas alcanzaba los 3,10 metros. Un 'hatchback' como los conocemos hoy en día.

No obstante, su potencial deportivo se destapaba al descubrir su mecánica: doce cilindros en línea resultado de unir longitudinalmente dos motores Kawasaki de seis cilindros. Ambos iban conectados entre cigüeñales mediante correa ycada uno impulsaba una de las ruedas traseras. También conservaban indivdualmente su caja manual de cinco relaciones, la cuál, mediante un sistema sincronizador, permitía manejar el cambio a través de una única palanca. La ventaja añadida de este sistema es que si uno de los dos motores fallaba, podía seguir el movimiento con uno solo.

En total cubicaba 2.6 litros y la potencia oficial rondaba los 250 caballos, lo que junto a un peso en vacío de 800 kilos, resultaba en una relación peso/potencia de 3,3 kilos/caballo, 1 kilo/caballo menos que un Lamborghini Countach coetáneo y equivalente actualmente a modelos como el Porsche Cayman GT4 o Lotus Exige.

Este doble motor iba ubicado de manera transversal y en posición central/trasera, todo rodeado de poliéster y era accesible al abrir la portezuela de plástico para llegar al supuesto maletero trasero. Las prestaciones eran fulgurantes en aceleración, con un 0–100 kilómetros/hora en cinco segundos, aunque no tanto la velocidad punta, pues debido a su origen en el motociclismo y a las relaciones de cambio se quedaba cerca de los 200 kilómetros/hora.

El Super Twelve prácticamente compartía las dimensiones de un Mini Cooper –incluso un Seat 600 era 10 centímetros más largo–. Eso sí, la anchura era bastante generosa para dar estabilidad al conjunto y dar cabida a las enormes tomas de aire necesarias para refrigerar el motor: 1,75 metros en total, 35 centímetros más que el pequeño británico.

La agresividad también quedaba patente en el motivo cromático elegido, con un degradado de blanco en el frontal a rojo en la parte trasera. Las llantas continuaban esta tendencia, unas Gotti de 15 pulgadas delante y 16 detrás, calzadas en unos neumáticos Pirelli P7. La parrilla extendida hasta los faros es un detalle que el carrocero hizo suyo en sus diseños posteriores, pero que debutó concretamente en este modelo. Cerraba el conjunto la zaga, con las luces traseras tintadas y enrasadas con la carrocería para dar una apariencia más suave y trabajada, en la que también destacaban las cuatro salidas de escape cromadas.

Dentro del habitáculo te recibía un mar de cuero color beige. Lo más curioso, aparte de la instrumentación duplicada por su condición de motor doble, era la inclusión de un primitivo ordenador de a bordo adelantado a su tiempo para uso del acompañante, junto a un sistema de audio situado en el techo.

El reputado carrocero solo llegó a construir una unidad que todavía guarda en sus instalaciones. No obstante, la irracionalidad de este ejemplar llevó a Sbarro a crear dos años más tarde una segunda versión más contenida, con el motor V8 íntegro del Ferrari 308 y unos acabados interiores de mejor factura. Esta versión apareció a la venta en perfectas condiciones a finales del pasado año en un concesionario belga. Se vendió a través de eBay por un precio cercano a los 53.000 euros.

Esta pequeña bomba concentrada es solo una muestra más de los quehaceres de este carrocero, al que muchos tildan como genio. Un vehículo que de llegar a producirse no hubiese encontrado hasta tiempos recientes la actualidad rivales directos, tales como el Toyota GR Yaris y el Mini John Cooper Works GP, ejemplares con bastante menor número de cilindros, todo sea dicho.