¿Son los eVTOL los coches voladores del futuro?

Los hemos visto en películas de ciencia ficción desde hace tiempo y quizá algunos pensaban hace 25 años que los coches voladores ya serían una realidad. Pero lo cierto es que todavía hay mucho que trabajar en la materia y la legislación no está precisamente adaptada a este tipo de vehículos con capacidades aéreas.

Lo que antaño llamábamos coches voladores, ahora parece que tiende hacia los denominados eVTOL. Mientras que los primeros se entienden como automóviles capaces de desplegar unas alas y despegar haciendo uso de una pista de aterrizaje, los segundos son en esencia drones de pasajeros, que pueden despegar o aterrizar de forma vertical.

Con respecto a los coches voladores, se mostraron patentes y prototipos de todo tipo, mientras que los eVTOL recurren a la propulsión 100% eléctrica, que básicamente es la tendencia del mercado del automóvil en los próximos años y, por lógica, lo tendrá que ser también para este tipo de transporte.

Además, se caracterizan por ser más seguros, silenciosos, respetuosos con el medio ambiente y económicos que, por ejemplo, un helicóptero, que es la comparación más directa que podemos hacer actualmente.

Pensemos por un momento que podemos disponer de un vehículo que nos evite largos y pesados trayectos de carretera o tramos urbanos congestionados en los que la circulación es lenta. Desde luego, la propuesta de un coche volador capaz de reducir esos tiempos de espera resulta de lo más tentador.

Teniendo en cuenta que, una vez haya aterrizado, puede moverse como cualquier otro automóvil normal para, pongamos de ejemplo, entrar en un parking subterráneo o atravesar un último recorrido corto que no se pueda hacer por el aire.

Hasta que eso llegue, lo que sí que podemos esperar es que los eVTOL sean los taxis y transportes privados tipo Uber o Cabify del futuro. O mejor dicho, que sustituyan al concepto actual en todo el mundo, porque lo cierto es que hay países en los que ya operan pero ni son baratos ni están disponibles para todos. Por no hablar de sus capacidades para que operen empresas de reparto o servicios de emergencias, entre otros en los que la rapidez de actuación es clave.

Recientemente, Suzuki ha anunciado su colaboración con SkyDrive para fabricar en Japón coches voladores de estilo eVTOL a partir de 2024, aunque todavía con muchos puntos por cerrar y sin una imagen clara del resultado, que de momento son prototipos sin ruedas, que de coches tal y como los conocemos hoy en día tienen más bien poco.

Volkswagen ha presentado el prototipo de un drone de pasajeros, también sin ruedas y con capacidad para bastantes ocupantes, como también ocurre con el de la marca Supernal que tiene detrás a Hyundai. Y Porsche acordó una patente de algo similar hace tres años en colaboración con Boeing.

Al final, hablamos de aeronaves que, si todo sigue evolucionando de la manera que lo está haciendo, cuando entren en funcionamiento no necesitarán 'conductor' o 'piloto', que son los derroteros que lleva también el coche con sus diferentes niveles de conducción autónoma.

The Air Car es otra interesante propuesta de eVTOL, con motores a reacción firmados por Rolls-Royce del que podría verse un prototipo a escala real el año que viene. Difícilmente tendrá para entonces la velocidad punta de 750 kilómetros/hora y los 1.200 kilómetros de autonomía que se anuncian como posibles.

Goodyear, por su parte, ya pensó en su momento en unos 'neumáticos' cuya estructura era parte de las hélices que permitían a este tipo de vehículos despegar del suelo. Posiblemente una solución que mezcle el concepto de eVTOL con lo que en su momento se presentaron como coches voladores.

Hablamos por ejemplo de los modelos PAL-V, AeroMobil 4.0 o el prototipo de KleinVision con motor BMW, híbridos entre el concepto de avión o helicóptero y coche, que parecen haber dejado espacio a los eVTOL, a la espera de ver el camino que toman los fabricantes.

El concepto del Alef Model A podría ser el correcto, que se espera que en 2025 comiencen las entregas de su propuesta de eVTOL legal, con ruedas y una preventa abierta por valor de 300.000 dólares, más de 270.000 euros al cambio de divisa. En su presentación aseguran que bastará con tener un licencia de drone para hacerlo volar, y que tendrá un autonomía de 320 kilómetros, de los que 177 kilómetros podrían ser sin tocar el suelo.

Todavía faltan infraestructuras, una legislación que permita el uso de coches voladores que puedan circular y convivir legalmente tanto por el aire como por las carreteras con el resto de vehículos y que en algún momento se fabriquen en masa y tengan un precio asequible.

De momento, parece que todo esto queda lejos y quién sabe si lo que realmente triunfe sea un concepto de coche volador totalmente distinto a los prototipos actuales.