F1

Curiosidad

Conducir un coche volador es hoy un poco más fácil que ayer

PAL-V, empresa que comercializa uno funcional, contrata a un instructor reputado

Para conducirlo se precisa carnet de conducir y de piloto de helicópteros

Los 500.000 euros de la factura final todavía son un problema

Martí Muñoz

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06 Abr 2020 - 17:30

Si usted tiene un carnet de conducir, debe saber que ya tiene la mitad de la titulación que necesita para conducir con orgullo uno de los coches voladores de PAL-V. La segunda mitad del trabajo, la que quizá nunca pensó que necesitaría, es una licencia de piloto de helicópteros. El fabricante danés ya es consciente de esa situación, de ahí que cuente con una escuela de vuelo propia para facilitarle esta particular entrada en el mundo de la aviación.

El PAL-V es un coche que no pasa desapercibido. Ya sea por su silueta afilada o por la hélice que preside su techo, ésta es una máquina que combina lo mejor de los dos mundos y que puede convertirse en el juguete perfecto de aquellas personas adineradas que estén dispuestas a invertir 500.000 euros en un vehículo difícil de olvidar.

Cuando está en modo aéreo, puede recorrer hasta 500 kilómetros apoyado en dos motores de gasolina que entregan 200 caballos de potencia, con una velocidad punta de 180 kilómetros/hora. Cuando aterriza, la hélice se repliega y uno de los motores se desconecta, lo que deja al coche con 100 caballos, una velocidad de 100 kilómetros/hora y una autonomía entre repostajes de 1.300 kilómetros.

La perspectiva de conducir un coche volador puede resultar un poco abrumadora si no se digiere bien, de ahí que PAL-V cuente con la PAL-V FlyDrive Academy. Es una escuela de vuelo para que aquellos interesados en un modelo adquieran la experiencia necesaria para obtener el permiso en cuestión. Ahora cuenta con un instructor de lujo: Phil Harwood.

Harwood tiene más de 6.000 horas de experiencia como instructor de giroplanos, de ahí que sea una auténtica eminencia del sector. De hecho, tiene experiencia como examinador en el Reino Unido y como presidente de la IAPGT, la Asociación Internacional de Instrucción Profesional de Giroplanos. Una entidad que quizá no conocía hasta hoy, pero que puede acercarle al sueño de conducir su propio coche volador.