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Nissan, un cierre anunciado que necesita una solución eficaz

28/05/2020 16:50

El anuncio oficial del cierre de Nissan Zona Franca y de las otras plantas de la marca japonesa en Cataluña ha sido sin duda un palo importante para la economía española, con unas 23.000 familias afectadas directamente por esta decisión.

Pero no puede decirse que haya sido una sorpresa. Es más: era algo que se podía esperar vistas la continuas crisis sufridas en los últimos años y las pérdidas económicas, que se iban acumulando en una planta que no era rentable.

Este miércoles, el responsable de competición de Hyundai, Andrea Adamo, decía que 'no hay que reaccionar, sino actuar'. Un hombre del deporte, aunque el ejemplo es igualmente válido. Si uno sólo reacciona, siempre va con retraso. Uno ha de anticiparse a los tiempos.

Las últimas reacciones oficiales por salvar -una vez más- a Nissan Motor Ibérica han llegado tarde y sin un plan concreto más allá de la intención de salvar puestos de trabajo, fijándose más en el problema concreto de la instalación de Zona Franca que en la situación global que atraviesa la compañía, que afronta un redimensionamiento y racionalización de sus actividades.

No es momento de buscar culpables, sino soluciones alternativas inteligentes. Soluciones de futuro para la planta industrial.

Las advertencias oficiales de que era más económico invertir 300 millones de euros para mantener la fábrica en funcionamiento que asumir los 1.000 millones que supondrá su cierre eran casi absurdas en un contexto en el que faltaba un producto adecuado para el mercado europeo. Y en el que las pérdidas se acumulaban año tras año, 350 millones sólo en el último ejercicio. Las advertencias en este sentido de los políticos pueden servir para eludir inacciones responsables.

Nissan Motor Ibérica: punto y final a un siglo de historia

 

Ya hay quien responsabiliza al ayuntamiento de Barcelona por las palabras de Janet Sanz, regidora de Ecología, Urbanismo y Movilidad, que dijo que tras la crisis no debía activarse el sector del automóvil sino apostar por su reconversión hacia actividades más limpias. Atribuirle la culpa podría tacharse de 'analfabetismo económico', 'oportunismo activista' o 'negociación de la realidad'… pues sus palabras no han sido ni mucho menos determinantes. La decisión de Nissan ya estaba tomada y las trabas que las ciudades ponen al automóvil es un fenómeno de alcance global, aunque sea de forma incipiente.

El caso es que Nissan no ha hecho una apuesta clara por Barcelona, en el fondo una planta pequeña. Era la última de sus preocupaciones en un momento en el que la Alianza con Renault estaba en claro peligro, consecuencia de todo el caso Ghosn. Y un momento en el que la firma atravesaba una batalla interna de poder y la necesidad de replantearse su posición global.

Lo dicho: no es hora de buscar responsables ni de pelearse distribuyendo o eludiendo las responsabilidades. Este puede ser un paso posterior, pero ahora lo urgente es buscar alternativas para intentar salvar de forma rápida los puestos de trabajo. No ya con Nissan, sino en otras actividades. Y después, si cabe, buscar responsabilidades.

En la última semana se ha puesto en marcha un comité en el que empresas del sector y organismos oficiales tratan de poner en marcha esta alternativa. Debe tener visión de futuro y ser capaz de reconvertir la factoría para fabricar baterías de coches eléctricos o de motos. Ésa sería una posibilidad, que habría sido mucho más fácil de asumir de no ser porque España se ha quedado fuera del plan europeo para la puesta en marcha de estas gigafactorías.

Hay que pensar en una solución teniendo en cuenta que en 2040 ya no se podrán matricular coches 'térmicos' nuevos y en 2050 estos dejarán de poder circular. La demanda potencial de baterías es clave. Y ojo: hay que aprender de lo sucedido con Nissan porque España es un país dependiente básicamente de dos actividades: turismo y automóvil. Y todo indica que el sector del automóvil está llamado a sufrir una tremenda transformación en esta década y la siguiente.