Ferrari 456 Estate: ¿idea desaprovechada o sacrilegio evitado?

Nuevos aires soplan en las colinas de Maranello a día de hoy. La firma del Cavallino cada día se expande más, con mayor número de unidades vendidas –esperan alcanzar por primera vez en su historia las 10.000 anuales– y nuevos modelos que llegarán para generalizar su gama, como el nuevo Ferrari Roma de acceso a gama que han presentado esta semana, o el Purosangue, primer SUV de Ferrari, que verá la luz hacia el año 2022. No obstante, el mundo de las transformaciones y modificaciones nos ha mostrado muchas versiones de modelos que, si bien pudieron haber salido directamente de la fábrica, jamás estuvieron en los planes de producción.

A finales de los años 80 y durante la década de los 90, el Sultán de Brunei se hizo con algunos modelos exclusivos diseñados específicamente para sus garajes por parte de las más prestigiosas y lujosas marcas europeas. Hay muchos de esos modelos de los que apenas se saben unos datos, o los que se saben no están del todo contrastados, pero uno de los que sí podemos ofrecer información es del Ferrari 456 GT Venice Estate.

El 456 GT fue un modelo incomprendido que nació en una época en que los deportivos pululaban por doquier en las factorías de los grandes fabricantes, comienzos de los años 90. Es por ello que, entre tantas prestaciones, es normal que un Ferrari 2+2 que primara el confort por encima de las prestaciones pasara desapercibido, tal y como así fue. Su eslogan fue ''el primer Ferrari del Siglo XXI'' y estaba destinado a un público algo más diferente del habitual de la casa de Maranello.

Y el coche no era malo en absoluto, ofrecía todo lo que se le presuponía: habitabilidad, practicidad y también rendimiento cuando se le exigía. Sin embargo, no ha gozado nunca del caché de otros de sus hermanos de gama, pues el 456 es uno de los Ferrari menos cotizados actualmente, sea por su discreción estética o por su orientación hacia el habitáculo más que al dinamismo.

VIAJA CON TU FAMILIA Y TU FERRARI

La familia real de Brunei, propietaria ya de alguna unidad del 456 GT de Ferrari, se dijo: ¿por qué no ir un paso más allá con la ''practicidad'' del modelo? Dicho y hecho, se pusieron en contacto con el carrocero Pininfarina para comentar sus ideas. Cabe destacar que éste no se trataba del primer encargo sobre la base del 456, ya que también se habían ordenado otros carrozados, como un 456 berlina con tres volúmenes o una versión de dos plazas descapotable.

Como es obvio, el grueso del trabajo se dedicó a la parte posterior del vehículo. Para empezar, la batalla se alargó en 200 milímetros, lo que permitió aumentar la habitabilidad de las plazas traseras e incorporar un par de puertas para acceder a ellas. La zaga presentaba un diseño al estilo ranchera o 'shooting brake' con un portón abisagrado que daba acceso al maletero, cuya capacidad se incrementaba generosamente. Lo más interesante es que éste era de accionamiento eléctrico a través de un botón ubicado en la consola central. El conjunto exterior se remataba con un pequeño spoiler en la parte superior de material compuesto.

Al pasar al interior llamaba la atención unos asientos de nueva factura con reposacabezas de un solo brazo y tapizados en cuero. Éstos tenían regulación eléctrica con memoria para hasta tres posiciones y se regulaban mediante unos controles situados en las puertas. Curiosamente, los asientos traseros era una parte que permanecía prácticamente inalterada. El resto del habitáculo también se cubrió de cuero, mientras que las alfombrillas eran de lana.

¿Y cuál fue el por qué de esta conversión? La respuesta está en el dinero y los excesos de la familia real de Brunei. Estas versiones, apodadas 'Venice', fueron una tirada de variantes hechas artesanalmente sobre la base del 456. En total, se realizaron dos unidades de una variante descapotable, siete de una con carrocería sedán de tres volúmenes y otras siete de la presente versión familiar, a petición del hermano pequeño del Sultán. Todas ellas ordenadas con el volante a la derecha, pues en aquel país, como en Reino Unido, se circula por el lado izquierdo.

Se estima que el desembolso por cada una de estas unidades fue de unos 2,3 millones de euros al cambio actual. No obstante, una de las siete unidades de la versión Estate pintada de color verde oscuro no fue a parar a la colección del Sultán y, aunque no se sabe con claridad su paradero, podría tratarse de una unidad de pruebas.

Otra de las unidades propiedad de la familia real –la plateada de las imágenes– permaneció bastante tiempo en Londres, donde tenían una segunda residencia, y no era demasiado difícil de ver, pues la usaban como medio de transporte habitual.