El oscuro sino de los tres Cizeta encargados por la familia real de Brunei

La historia del Cizeta V16T tiene su origen en Claudio Zampolli, exingeniero de Lamborghini que, una vez instalado por su cuenta en Los Angeles, quiso cumplir su sueño de tener su propio bólido, para lo que se alió con el productor musical Giorgio Moroder —de ahí que algunos posiblemente conozcáis el modelo como Cizeta-Moroder— y el mítico diseñador recientemente fallecido Marcelo Gandini.

Sin embargo, éste último decidió desembarcar del proyecto poco después de ensamblarse el primer prototipo, por lo que los modelos de producción se denominaron simplemente como Cizeta a secas. En 2022, este prototipo salió igualmente a subasta logrando alcanzar una cifra de 1,4 millones de euros al cambio.

La familia Real de Brunei, por su parte, se convirtió en un país independiente a partir de 1983 y utilizó su inconmensurable fortuna para hacerse con una colección de coches igualmente inconmensurable. Tampoco es la primera vez que hablamos de la misma en SoyMotor.com.

La mostrada en la imagen principal del artículo fue la sexta fabricada, acabada en azul y con el volante a la derecha. Esta fue una de las tres unidades encargadas por la familia de las nueve totales que se manufacturaron y sirvió como modelo para el catálogo de prensa —realizado en carreteras italianas—, mostrándose asimismo en el Salón de Ginebra de 1993.

La unidad en concreto fue enviada poco después de la celebración del mismo a Singapur, concretamente al concesionario Hong Seh Motors, quienes se habían encargado de realizar las gestiones pertinentes entre la firma y la familia real —como concesión oficial de Ferrari, también lo habían hecho para muchos otros modelos, tanto de la marca del 'Cavallino' como otros más ecepcionales—. Pero, por razones desconocidas, el coche nunca llegó a Brunei y permaneció en las instalaciones del especialista durante más de 25 años.

Pero lo cierto es que las otras dos unidades, acabadas en color negro, corrieron todavía peor suerte. Parece ser que fueron enviadas a Pininfarina para cambiarse tanto estructural como mecánicamente, debido a que, por lo que parece, ambos sufrieron severos daños durante la exportación al país asiático. La mecánica escogida fue un bóxer de 12 cilindros proveniente de la familia Ferrari 512M.

Una de ellas se encuentra desmantelada en paradero desconocido, tal vez todavía en el hermético país, mientras que la otra, la quinta unidad fabricada, está en el museo Marconi de Tustin, California.

En lo que concierne al ejemplar azul, fue en 2020 cuando se realizó el mantenimiento correspondiente para devolverlo a las condiciones de fábrica y en plenas facultades para circular. En 2021 ya fue subastada por la misma casa RM Sothebys en Arizona, Estados Unidos, cambiando de manos por un precio al cambio de 710.000 euros. Ahora, en agosto de 2024, el coche vuelve a hacerlo a precio de reserva de al menos 540.000 euros, que es lo que piden sus propietarios, demostrando que el modelo sigue despertando las mismas pasiones que en su día y recibiendo al fin la libertad que le fue negada hace tanto tiempo. Esperemos que la cifra de 983 kilómetros que marca actualmente su odómetro no se quede estancada durante otro cuarto de siglo.