Cómo fue diseñado el BMW X5 durante un vuelo en menos de dos horas

Con más de dos millones de unidades vendidas a lo largo y ancho de todo el globo, el BMW X5 es uno de los SUV más exitosos del mercado. Hay que tener en cuenta que, debido a su llegada en 1999, lleva muchos años en la palestra, lo que lo convierte en uno de los pioneros del segmento y en referencia del sector por derecho propio.

Actualmente se encuentra ya en su cuarta generación, lanzada al mercado en 2019, y cuenta en su gama con todo tipo de versiones y motorizaciones, incluidas las deportivas M y M Competition, híbrida enchufable y la última en llegar, la xDrive40d, con un motor Diesel y sistema de hibridación ligero. Aparte de ello y gracias a este modelo, la familia ''X'' se ha diversificado en una extensa gama que contempla desde el X1 hasta un plausible X8.

BMW X5 M Competition

Con el diseño de los últimos modelos de la casa bávara en boca de todos debido a la reciente presentación del nuevo Serie 4, repasamos lo que supuso la creación del primer SUV de la marca de manos de su principal artífice, Frank Stephenson.

UN TRABAJO PRECIPITADO

A mediados de los años 90, la casa bávara se hizo con el control del Grupo Rover, dentro de la cual estaban marcas como Mini o Land Rover, siempre reconocida por sus genuinos todoterreno. A raíz de esta adquisición, los altos cargos alemanes se preguntaron cómo sería uno de estos vehículos con el emblema de BMW en el frontal.

Con el punto de partida en la plataforma del grupo británico, el diseño y estética del SUV alemán partió de un folio en blanco. El problema era que, en su afán por ser los primeros, la cúpula directiva quería tener un modelo a escala real en el corto plazo de seis semanas, cuando lo normal es que sean un par de meses mínimo, por lo que no había tiempo que perder. El por aquel entonces responsable de diseño, Chris Bangle, relegó esta tarea a Frank Stephenson –responsable entre otros del nuevo Mini o el McLaren P1–, a quien dijo que únicamente tenía las dos horas de vuelo hasta el centro de diseño en Italia para preparar el diseño del coche.

No en vano, esta ardua tarea necesitaba de un equipo técnico tan ambicioso como experimentado. Por ello, el equipo de Bangle y Frank se complementaba con los mismos artesanos que en su día ayudaron a dar vida al Lamborghini Miura, algo que sin duda contribuyó a afianzar el proyecto. Cabe remarcar que la idea de un estudio de diseño propio es algo que las marcas han comenzado a implementar recientemente, ya que hasta comienzos de siglo, la gran mayoría recurría a estudios de diseño externos para crear sus borradores y prototipos.

Una vez en marcha, Stephenson asegura que la clave –y a la vez lo más complicado– es saber imbuir el estilo y lenguaje estético de la firma en un vehículo de mayores dimensiones, sin parecer desproporcionado. En el caso de BMW, éstos eran los riñones en la parrilla y la curva 'Hofmeister', que en esta ocasión tomaba su lugar en el lejano pilar D.

Visto en perspectiva, parece una locura que un modelo llamado a tener tanto éxito y a ser la piedra angular de su segmento fuera concebido de manera tan precipitada, una muestra más del romanticismo y la pureza en la que todavía vivía la automoción durante los años 90.

;