Los 5 mejores momentos F1 2019: la remontada de Verstappen en Austria
Que Max Verstappen es uno de los grandes talentos de su generación es algo bien sabido por todos. Consiguió que Daniel Ricciardo huyera a Renault y que Red Bull se rindiera a sus deseos para ser un proyecto personalista, algo que Carlos Sainz ya pudo ver en 2015. En su quinta temporada en la Fórmula 1, el jovencísimo holandés ha dado muestras de madurez que confirman que crece como piloto a cada año que pasa. Su momento más brillante fue su soberbia victoria en el Gran Premio de Austria, donde remontó de séptimo a primero con un adelantamiento al límite de la legalidad y de la bocina sobre Charles Leclerc, su homólogo en Ferrari.
La generación PlayStation ya está aquí. Si antaño la sucesión de Fernando Alonso, Lewis Hamilton y Sebastian Vettel se antojaba complicada, ahora Max Verstappen y Charles Leclerc ya pelean en primera línea de fuego, pendientes de que la hegemonía de Mercedes llegue a su fin para tomar definitivamente el relevo. En el Red Bull Ring tuvieron su primer enfrentamiento real en la categoría reina, aunque ya se conocían de sus tiempos en el karting. El Red Bull fue el ganador de este duelo, especialmente vistoso al ser la primera posición lo que estaba en juego.
Si ponemos todas las cosas en su contexto, vemos que Ferrari aún no había conseguido ningún triunfo antes de llegar a Austria. Estuvo muy cerca en Baréin y Canadá, pero una avería de Leclerc en el primer escenario y un desliz de Vettel en el segundo les habían dejado en una sequía que levantaba ampollas. Spielberg era el lugar ideal para invertir esa tendencia, porque el coche de Mercedes lo pasaba mal por la altura del circuito y el SF90 era más competitivo de lo previsto inicialmente. Basta con decir que, en la Q3, Leclerc superó a Hamilton por 0,259 segundos y a Verstappen por 0,436.
LOS CINCO MEJORES MOMENTOS F1 2019
Sancionado por obstaculizar a Räikkönen en la Q1, Hamilton quedó relegado a la quinta posición. Eso dejó una primera línea de parrilla inédita hasta aquella fecha, con Leclerc en la Pole y Verstappen en segundo lugar. Cuando el Red Bull se quedó clavado en la salida y cayó hasta la séptima posición, nadie podía prever que aquel día el holandés conseguiría la primera victoria de Honda desde su retorno a la Fórmula 1 en 2015.
Verstappen estaba en aquel instante a 15 segundos del líder. Entre ellos había cinco coches: Vettel, Norris, Räikkönen, Hamilton y Bottas. Lo que vino a continuación fue el pilotaje más fino y extraordinario que el holandés ha regalado desde su llegada a la categoría reina.
El Red Bull pronto dio cuenta de los dos coches de la zona media para ser quinto, cumpliendo el guion lógico de la película. Primero cayó Norris y luego Räikkönen, a quienes Vettel también había superado. Max estaba entonces a 15 segundos de la cabeza de carrera, una distancia que se mantuvo estable durante todo el primer relevo.
Bottas y Vettel entraron en la vuelta 21, y Leclerc les siguió en la 22 para retener el liderato. Hamilton esperó hasta la 30, pero se dejó ocho segundos en el Pit-Lane que le costaron la posición cuando Verstappen cumplió su cambio de ruedas en la 31. El holandés ya era cuarto. Todavía le separaban 13 segundos del líder, pero sus gomas eran diez vueltas más frescas. Su segundo stint fue imparable, con un ritmo que fue demasiado para sus rivales.
Verstappen comenzó a recortar distancias. Entre la vuelta 32 y la 42 le arañó tres segundos a Leclerc, que perdía fuelle. Entre la 42 y la 46 redujo el déficit de Vettel de 2,5 a 1,0 segundos. Se metió en su DRS y le atacó en la frenada de la curva 4. El Ferrari se defendió dos vueltas, pero a la tercera capituló ante el avance del RB15, que ya estaba en el podio.
La ofensiva del holandés era general. La ventaja de Leclerc se había quedado en seis segundos al llegar a la vuelta 52. La última línea de defensa era el Mercedes de Bottas, que estaba en tierra de nadie. El finlandés no pudo hacer nada ante el ritmo de su rival, que lo adelantó con aplomo en la vuelta 55.
Leclerc y Verstappen ya estaban juntos, con cinco segundos entre ambos y 16 vueltas todavía por delante. El Red Bull marcó dos vueltas rápidas en la 58 y la 60, dejando el déficit en 4,2 segundos. Dinamitó la brecha: 3,8 en la 61, 3,0 en la 62, 2,8 en la 63, 1,9 en la 64, 1,0 en la 65. Ya estaba a distancia de DRS y todavía quedaban seis giros por delante.
Lo que vino a continuación fue el esperado cuerpo a cuerpo. Leclerc estaba sin neumáticos, pero quemó todas las naves en busca de una victoria que no conocería hasta el Gran Premio de Bélgica. Verstappen culminó su obra maestra, no sin antes llevar las cosas al filo de la navaja.
El Red Bull activó el DRS en la vuelta 67 e intentó un exterior en la curva 4, sin éxito. En la 68 volvió a la carga. Le ganó el interior y fue líder por unos instantes, pero el Ferrari recuperó impulso en tracción para mantenerse por delante al llegar a la siguiente frenada.
Todo se decidió en la vuelta 69. El holandés repitió la misma maniobra. Se deslizó al interior, pero esta vez esperó unos instantes antes de girar para asfixiar a su rival contra el exterior. Los dos coches se tocaron y el de Charles acabó por encima del piano, aunque conseguiría cruzar la línea de meta para contemplar para su frustración cómo su viejo rival del karting daba al binomio Red Bull-Honda su primer triunfo.
Los comisarios abrieron una investigación. Leclerc sentía que Verstappen había ido más allá de los límites del Reglamento, pero al final no hubo sanción. El monegasco de Ferrari no ocultó su enfado, pero hizo una lectura fría de la situación e interiorizó el nuevo criterio de Dirección de Carrera. Lo puso en práctica en Silverstone con el mismo Verstappen, pero sobre todo en Monza con Hamilton, cerrándolo contra el piano de la Roggia para que no le birlara su victoria.
