La pretemporada de Hartley: no todo es entrenar

Hartley asegura que sí acusó el cansancio del final de temporada 2017, cuando tuvo siete fines de semana consecutivos de carrera entre el Toro Rosso de F1 y el Porsche LMP1 del WEC, algo que le dejó exhausto después de recorrer 54.263,93 kilómetros para llegar a todas las citas.

"En este período del año estaba compitiendo todos los fines de semana entre WEC y F1 y además de cruzar diferentes zonas horarias, estaba negociando para ser piloto de F1 en 2018, así que muchas veces me iba a dormir muy tarde. Definitivamente estaba bastante cansado, pero no me quejo de nada porque disfruté de cada minuto. Eso sí, necesitaba un descanso para reposar", ha explicado Hartley.

"Pero al acabar la temporada en Abu Dabi no volví directo a Nueva Zelanda, porque seguía teniendo compromisos. Fui a la gala de la FIA, me hice el asiento en la fábrica de Toro Rosso, la fiesta de Navidad de Porsche, los premios del BRDC en Reino Unido... ¡No me quité la americana! Después de eso volví a casa para estar con mi familia, que hacía mucho que no los veía. He estado descansando y aprovechando las cosas que Nueva Zelanda puede ofrecer", añade.

Además de hacer deporte en el verano del hemisferio sur y disfrutar del relax de volver a estar en casa, la agenda de Hartley en estas 'vacaciones' estuvo, obviamente, marcada por el evento de su boda con Sarah Wilson, su novia desde hace 11 años. Es decir, desde que Hartley tenía 17 años.

La ceremonia se organizó en la Isla Waiheke, en el icónico restaurante Mudbrick, sitio concurrido por otros famosos que pasan por Nueva Zelanda. En todas las fotos, les veremos –a Sarah y Brendon– salir juntos a bordo del Porsche 356 de 1958. Este clásico está valorado en un millón de euros y fue pedido específicamente para la boda y transportado hasta Nueva Zelanda 'sólo' para la ocasión.

"Sarah y yo nos casamos hace algunos días. Todo fue muy tranquilo y salió a la perfección. Todo fue como queríamos. Muchos amigos vinieron desde Europa para el evento. Pero ya que vinieron se quedaron unos días con nosotros y fue agradable pasar tiempo con ellos", ha afirmado el neozelandés.

Con tanto viaje, eventos y relajación, sería lógico pensar que Hartley ha apartado momentáneamente la idea de las competiciones de motor de su cabeza. Sin embargo, el piloto de 28 años confiesa que no ha sido así.

"No me he olvidado de las carreras del todo. Aunque me relajé, he empezado a entrenar con mi nuevo entrenador personal. Es triste irme de Nueva Zelanda, peor tengo ganas de llegar a Europa para empezar la temporada. En unos días iré a Kitzbuhel con los chicos de Red Bull a esquiar. Febrero será un mes ajetreado, así que trabajaré en mi forma física", ha concluido.

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