Mazda CX-60: un habitáculo seguro y tecnológico desde el minimalismo

Mazda es una marca especial. Y no es algo subjetivo. Lo es porque siempre se ha caracterizado por hacer las cosas a su manera sin importar las tendencias de la industria. Ahí está, por ejemplo, la intención de lanzar en 2023 un motor de gasolina de 3.0 litros y otro Diesel de 3.3 litros, ambos de seis cilindros, para su CX-60 cuando el resto de fabricantes va por la vía del 'downsizing' desde hace años. Por no hablar de la demonización actual del gasóleo.

El caso es que en este artículo vamos a hablar del precisamente del Mazda CX-60, y más concretamente de su interior. De nuevo la firma japonesa va a lo suyo, y con acierto, algo que podemos aseverar después de haber probado el coche. ¿Que estamos en una época en la que todo tiende a centralizarse en pantallas digitales mientras más grandes mejor? Pues Mazda mantiene unos tamaños adecuados y se decanta por los controles físicos.

Por ejemplo, la pantalla del sistema multimedia, de 12,3 pulgadas como el cuadro de mandos, no es táctil mientras el coche está en marcha. Se maneja desde una serie de controles ubicados en la consola central que, una vez aprendidos, no requieren quitar apenas la vista de la carretera. Está demostrado en un reciente estudio que una solución así es considerablemente más segura. Y el que suscribe estas líneas puede asegurar que apenas le llevó unos kilómetros acostumbrarse a la propuesta. En el caso de otros coches que lo fían todo a lo digital, ni siquiera una vez se memorizan los menús se puede acceder tan rápido a que sea menester, con el riesgo que ello conlleva.

Otro de los puntos que hay que alabar de las pantallas del Mazda CX-60 es la visibilidad que ofrecen. Primero, por su resolución, y segundo y más importante, porque en ningún caso producen molestos reflejos que puedan causar problemas en la vista. De nuevo la seguridad se ve beneficiada.

TECNOLOGÍA PARA AYUDAR AL CONDUCTOR

El minimalismo aparente que destila el habitáculo del Mazda CX-60, como decíamos, no está reñido con la tecnología. Uno de los puntos más destacados viene de la mano de un sistema creado para colocar el asiento del conductor en la posición ideal en función de la altura del mismo de forma automática. Con sólo introducir ese dato, el coche colocará la butaca en la que se supone que es la postura perfecta.

Algo aparentemente tan simple se ideó a partir de un dato abrumador. Tan sólo el 40% de los conductores se sienta correctamente. De esta forma, el equipo de Arquitectura eléctrica y electrónica de la división de Desarrollo de Sistemas de Control Integrados, dirigido por Nobuaki Tabata, se puso manos a la obra para mejorar este pobre porcentaje. Para ello se sirve del dato de la altura, de una cámara orientada hacia el conductor y de una tecnología de estimación de la complexión física.

Este asistente no sólo coloca el asiento donde en teoría es mejor para cada uno, sino que hace lo propio con el volante, los retrovisores y la pantalla del head-up display. En todo caso, si el resultado no es del agrado del conductor –cada uno tiene sus manías– se pueden hacer posteriormente retoques manuales. Además, cuando se apaga el motor, tanto el asiento como el volante se mueven para facilitar la salida del vehículo.

Lo que no varía independientemente de la posición del asiento es la sensación de plena visibilidad que se tiene desde el asiento del conductor. Al menos desde la posición de alguien de 1,74 metros ni siquiera los pilares A molestaban a la hora de tomar curvas o hacer giros cerrados en poblado. Eso sí, su capó da una sensación de amplitud a la que cuesta algo acostumbrarse.

UN INTERIOR PREMIUM

Mazda no se corta a la hora de afirmar que con su CX-60 quiere competir con los rivales premium tradicionales: BMW, Audi y Mercedes-Benz. Para ello ha querido aportar un extra de calidad y refinamiento en todo su habitáculo. Nosotros nos hemos subido a dos unidades con los acabados más altos de la gama y desde luego que el SUV no admite pega alguna. Otro cantar es el minimalismo al que ya se ha hecho referencia, pero eso entra dentro de la subjetividad de cada uno y daría para horas de discusión sin llegar a un punto de encuentro.

Lo importante es que el interior del CX-60 cuida todos los detalles hasta el extremo y ofrece un espacio considerable tanto en la parte delantera como en la trasera. Eso sí, la plaza central trasera es lógicamente más justa, tal y como sucede también en sus adversarios.

Respecto al maletero, presenta unos correctos 570 litros de capacidad que se mantienen independientemente de si el CX-60 equipa el motor híbrido enchufable o cualquiera de los que están por llegar y que, en todo caso, superan lo que ofrecen el Q5, el X3 y el GLC, que en el mejor de los casos llegan a 550.