¿Son las etiquetas ECO y Cero justas tal y como están pensadas?

De las cuatro etiquetas medioambientales de la DGT que existen, hay dos que se crearon para diferenciar a los vehículos que, en teoría, son menos contaminantes. Por un lado está la etiqueta ECO, reservada a los híbridos convencionales, a los híbridos enchufables que no lleguen a los 40 kilómetros en modo cero emisiones y a los coches con motores que se pueden alimentar también de GNC y GLP. La etiqueta Cero, por su parte, es para los híbridos enchufables que puedan recorrer más de 40 kilómetros en modo totalmente eléctrico, para los eléctricos puros y para los vehículos de hidrógeno o pila de combustible.

Esta clasificación, lógica sobre el papel, no distingue, en el caso de cualquier híbrido y de los coches que pueden funcionar con GNC y GLP, cuándo funcionan con su motor 'ecológico' y cuándo no. Se puede dar el caso por tanto de que un coche ECO o Cero contamine más que uno de gasolina o Diesel convencional a efectos prácticos. Así lo denuncia la OCU, que advierte que la distinción que hace la DGT sólo tiene en cuenta la tecnología del vehículo, no su uso real.

De esta forma se considera el actual un sistema de discriminación injusto, porque existen nuevos motores de gasolina de pequeña cilindrada que contaminan menos que, por ejemplo, algunos híbridos enchufables que a todas luces no tienen en el ahorro de emisiones su principal preocupación. Ni que decir tiene que si estos agotan la energía de su batería pasan a ser un vehículo de combustión como los de toda la vida, lo mismo que les sucede a los de GNC o GLP si gastan el depósito destinado a ello.

"Una vez en la carretera no existe forma de comprobar si usan estos combustibles o funcionan con gasolina y, por tanto, su impacto es el mismo, o más elevado, en función de la cilindrada", afirman desde la OCU, organismo que no obstante reconoce que el sistema de etiquetas de la DGT es un avance de cara a impulsar la compra de coches con motores más limpios.

Si bien se reconoce que hay que clasificar los vehículos por su impacto medioambiental real, también se es consciente de que mejorar el sistema actual es bastante complicado, ya que es prácticamente imposible controlar el uso que le da un conductor a su vehículo.

La OCU ha hecho también un estudio que afirma que los coches eléctricos, ayudas aparte, son hasta 12.500 euros de media más caros que los de gasolina convencionales. Respecto a los híbridos, un eléctrico cuesta 10.000 euros más, diferencia que se estrecha hasta los 2.000 euros si comparamos su coste con un híbrido enchufable.