El Peugeot 505 celebra su 40 cumpleaños

Tan redondo cumpleaños del Peugeot 505 merece un homenaje, porque el estilo de esta berlina era de un equilibrio que aún hoy resulta admirable. Elegancia en sus líneas puras, una cintura baja, un frontal con ciertos aires agresivos –dicen que inspirados en los ojos de Sofia Loren- y la atemporalidad que sólo un diseño de Pininfarina puede otorgar a casi todo lo que toca. No en vano, recuerda lejanamente incluso al Ferrari 412. Y luego, el interior es obra de Paul Bracq, un diseñador que marcó tendencia con Mercedes-Benz y BMW entre los años 50 y 70. El 505 tenía todos los ingredientes para ser perfecto.

De hecho, Peugeot lo concibió como un ‘World Car’, en el sentido de abarcar cuantos mercados pudiera gracias a su diseño y sus prestaciones. Y el Peugeot 505 cumplió con creces con ese propósito, puesto que se comercializó entre 1979 y 1997, si bien hay que puntualizar que el último periodo fue en China. En Europa cesó su producción en 1990. Pero el coche realmente dio la vuelta al mundo: Europa, Asia, África y América, produciéndose en múltiples lugares, desde Vigo en España a El Cairo en Egipto, pasando por Australia, China o Argentina. En total, 1.351.254 unidades del modelo fueron vendidas en sus distintas variantes.

El modelo contaba con tracción trasera, el último en producirse con esa disposición, e inicialmente se lanzó en carrocería sedán y ‘break’ –lanzado en 1982 en el Salón de Ginebra-, si bien pronto comenzaron a aparecer algunas versiones, como un 4x4 preparado por Dangel, una versión coupé de tres puertas o un descapotable que no llegaron a producirse. Eso sí, el coche fue polivalente: no sólo en el ámbito del usuario, sino que sirvió a policía, ambulancias, bomberos, funerarias, militares y muchas más. Incluida la de taxi en Nueva York.

Y es que una de las características del 505, además de su belleza, era su fiabilidad. Tanto sus motores diésel como los gasolina, en sus distintas versiones, potencias y cilindradas, eran robustos. De hecho, en África adquirió el apodo de ‘coche mula’, dada su gran solidez y adaptabilidad a todo tipo de terrenos. Aún hoy pueden verse circulando sin problema, con más de medio millón de kilómetros en su marcador, y algunos superando el millón. Y subiendo.

Así que hay que celebrar este coche hoy, cuando el 508 ha recuperado el nivel del sedán de Peugeot que pareció decaer precisamente tras el 505. Nada que reprochar: era muy difícil superar a un coche que roza la perfección en casi todos los ámbitos. Cumple cuarenta años, y seguirán rodando dentro de cuarenta más.