Alfa Romeo 155 GTA Stradale: un coche único, a subasta

Alfa Romeo es una marca con un carisma especial. Quizá sea por su personalidad, por su diseño o por su forma de trabajar, pero tiene tantos seguidores como detractores en todo el mundo. Actualmente se encuentra en una especie de resurgimiento, un paso atrás e incluso dos, en busca de recuperar la imagen que tuvo antaño y que tanta fama les ha granjeado. No obstante, de una forma u otra, Alfa Romeo ha sido capaz de hacerse un hueco en la historia del automóvil con acciones que se pueden tildar de atrevidas.

Una de esas acciones atrevidas fue entrar a competir en el Campeonato Alemán de Turismos, el DTM, como un elefante en una cacharrería. Lo hizo justo en una época en la que este campeonato estaba en un auténtico apogeo, con una escalada de costes y tecnología sólo igualada por la Fórmula 1. De hecho, Alfa Romeo llegó al campeonato cuando se convirtió en el Mundial de Turismos y aplastó a todos los rivales sin miramientos con 12 victorias de 20 posibles en su primera temporada.

El coche elegido para aquella gesta fue el Alfa Romeo 155, un sedán que se había lanzado para sustituir al Alfa Romeo 75 y que necesitaba de una buena publicidad. Y nada mejor que la competición, con la idea de explotar la mítica frase de ‘gana el domingo y vende el lunes’. Además, en ese momento, 1993, se retiraba la obligatoriedad de construir 500 unidades de serie para poder homologar la versión de competición que se completaba con unas limitaciones técnicas y evolutivas más bien escasas. Una suma de que dio como resultado el Alfa Romeo 155 V6 Ti, una maravilla tecnológica y el último Alfa Romeo de carreras 'de verdad'.

Mientras hacía morder el polvo a sus rivales en los circuitos, ya fuera en el DTM o en Superturismos, Alfa Romeo se planteó hacer lo mismo en las calles. Por entonces, BMW tenía en liza la primera generación del M3, el ‘e3’ y Mercedes contaba con el 190E 2.5-16 Evolution. Sin embargo, Alfa no tenía nada parecido y el 155 Q4 no llegaba al nivel de estos –aunque contará con la tracción total del Lancia Delta Integrale–. Así que crearon un prototipo que recibió mucha tecnología de competición, aunque por desgracia, nunca llegó a producción. Se llamó Alfa Romeo 155 GTA Stradale y de haber acabado en la línea de montaje, podría haber sido el auténtico antecesor del actual Giulia QV de 510 caballos.

Para su desarrollo se contó con la inestimable ayuda del ingeniero Sergio Limone, que para quien no lo conozca es el ‘padre’ del Lancia 037 y responsables de muchos otros proyectos de Abarth. Éste recurrió al Alfa 155 Q4, que fue el modelo que 'donó' su tracción total y su chasis para la versión que ganó en el DTM. Pero además de la tracción total del Delta Integrale, Limone recurrió a muchos otros elementos del compacto de Lancia, como el bloque motor, que fue convenientemente vitaminado según reglamentación Grupo N. La carrocería emulaba a las soluciones de las versiones para el campeonato de turismos con grandes ensanches, paragolpes más grandes y estudiados aerodinámicamente, así como un generoso alerón trasero. El diferencial trasero era de hierro fundido en lugar de aluminio para mover el peso del conjunto hacia el eje trasero y la suspensión tenía una configuración similar a la del ya mencionado Delta Integrale.

El prototipo, una vez terminado, se mostró en el Salón del Automóvil de Bolonia de 1994 e hizo de coche médico durante el GP de Monza de Fórmula 1 de 1994. Tras esto, se guardó para que después fuera yendo de mano en mano. Lo motivos de la cancelación del proyecto fueron sus altos costes, casi prohibitivos –requería una línea de producción exclusiva– y la imposibilidad de montar un motor V6 en el 155 GTA Stradale. Había versiones del sedán italiano con motor V6, pero no se podía adaptar a la transmisión del Delta Integrale y eso no gustó a los directivos que dieron carpetazo al asunto.

Durante años, este prototipo, desconocido por muchos, ha ido de colección en colección hasta llegar a las manos Bonhams, que lo subastará a finales de octubre. El coche se encuentra completamente restaurado a su estado original y se espera que su precio de salida esté entre los 180.000 y los 220.000 euros.