Liberty no es tan libre

La supresión de las 'grid girls', 'pit babes', 'chicas de parrilla' o 'paragüeras' ha encendido las redes sociales. Desde los que la aplauden por ser lo 'políticamente correcto' a los que la critican en aras al denominado 'glamur'.  

No voy a sumarme a esta polémica. Lamento su desaparición, pero tampoco me gustan los 'excesos' que se han cometido en algunos casos con las vestimentas de éstas…como se está haciendo en algunas campanadas de medianoche o en las denominadas alfombras rojas.

No se tiene en cuenta, por el contrario, que Liberty está todavía atada de pies y manos por al actual Acuerdo de la Concordia, que finaliza en 2021. Hasta entonces, los retoques en profundidad sobre la F1 están más o menos proscritos. Los temas de fondo, que requieren unanimidad, siempre acaban encontrando el veto de algún equipo.

Lo hemos visto con las 'aletas de tiburón', que se querían mantener pero que McLaren ha impedido que continúen. Con las amenazas de Ferrari de marcharse si se elimina su bonus especial o si la F1 deja de ser una puerta abierta a la supuesta investigación de vanguardia –Mercedes apoya en este punto–… aunque en muchos campos los coches de serie están más avanzados que la F1, por las limitaciones reglamentarias de ésta. 

Y la cuestión de limitación presupuestaria sigue siendo una discusión bizantina, tanto por las dificultades de controlarla –especialmente en el caso de los grandes constructores– como que la imposición de un cierto techo como el que se había insinuado sobre los 150 'kilos' poco haría porque más de la mitad de parrilla está por debajo del mismo, claramente por debajo.

Cuadrar los intereses de las cuatro partes que configuran la F1 –equipos, promotor, FIA y circuitos– es lo que podría definirse como la 'cuadratura del ángulo', porque los intereses son muy diversos, no ya entre los cuatro grupos actores, sino también en el seno de cada uno de estos grupos. Y con uno de ellos, la FIA, dispuesta a incrementar el poder, recuperando parte del que cedió a cambio de dinero…y a la vez recaudando más 'money'. 

Liberty, hasta el momento, está actuando en el sentido de ofrecer, o intentar ofrecer, valor añadido a los aficionados, dentro de lo que los equipos están dispuestos a admitir. Las cámaras 360º o el wifi en los circuitos es un ejemplo. Menos puede hacer para favorecer retransmisiones de abierto porque las cadenas de televisión de este tipo no pueden acercarse a lo que pujan las TV de pago, que unen ingresos publicitarios a los de audiencia.

Algunos de los cambios que Liberty quiere son complejos de solucionar. Por ejemplo, favorecer los adelantamientos. Está claro que para ello hay que introducir limitaciones aerodinámicas, para evitar la 'pérdida de adherencia' cuando se va a rebufo. Y también actuar sobre las zonas de frenada, bien limitando la potencia de frenado de los coches o modificando el trazado de los circuitos. En ambos casos, requiere un estudio técnico profundo –Ross Brawn está en ello– es decir tiempo y dinero invertido.

Aunque sea entre líneas, las pautas de futuro se van adivinando. Coches más asequibles, atracción de nuevos equipos, conseguir más motoristas, mejor repartición del dinero, parrillas más amplias, calendario más extenso… uso de ciertas piezas estándar, etc. Una cosa es lo que se quiere hacer y otra cómo hacerlo. Una cosa es lo que se desea y otra lo que se puede.

Estamos ante la primera temporada absolutamente Liberty. En 2017 todo estaba pergeñado por Bernie Ecclestone, todavía. A Liberty hay que darle confianza y tiempo. Hasta mediados de 2019 no creo que sepamos exactamente el rumbo que esto va a seguir. Antes de llegar a aguas abiertas hay que salir del puerto.  

Liberty, como se ve, no es tan libre como muchos piensan. Gobierna, pero no tiene mayoría en la cámara. Necesita tiempo. El hito está puesto en 2021…esperemos que llegue a tiempo. 

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