¡Ahora, con vídeo! Renault promete que el Rafale híbrido enchufable es deportivo... ¿es cierto?

¿Un viaje a las carreteras que rodean Mónaco para probar un SUV? A priori ese entorno que respira competición por los cuatro costados no parece el más adecuado para un vehículo así, pero el Renault Rafale Aterlier Alpine es una propuesta especial. Tanto como para que la marca francesa se refiera a él como un deportivo. ¿Puede ser un SUV híbrido enchufable deportivo? Y si lo logra, ¿es capaz de hacerlo sin perjudicar la eficiencia que debe tener todo PHEV? Es lo que vamos a tratar de resolver en este texto.

El Renault Rafale de etiqueta cero tiene nada más y nada menos que 300 caballos, de tal forma que se convierte en el modelo más potente que tiene la marca actualmente a la venta. Son 100 caballos más que los que anuncia la variante híbrida que probamos hace unos meses. Y no sólo eso, sino que ese apellido Atelier Alpine significa que a la ecuación se añade un chasis específico con suspensión adaptativa que sale de las manos de los ingenieros de Alpine. La versión enchufable que existe sin estos elementos se llama esprit Alpine.

UN DISEÑO ESPECTACULAR A BASE DE DETALLES... Y UN COLOR MUY LLAMATIVO

Lo primero que salta a la vista de la unidad que hemos probado del Renault Rafale híbrido enchufable es el color de la carrocería. Se trata de un azul satinado que es específico para esta versión. Si ves por la calle un Rafale azul al que el sol le incide de manera peculiar no hay dudas, es un Atelier Alpine. Y ojalá os crucéis con alguna unidad, porque la pintura es espectacular.

Además de la pintura, el Rafale Atelier Alpine cuenta con un logotipo específico sobre el paso de rueda delantero, elementos en negro que ayudan a aumentar la agresividad del conjunto y unas llantas específicas de 21 pulgadas. Y, lógicamente, la toma de carga de la batería situada justo en el lado contrario de la de gasolina sobre el paso de rueda trasero.

El interior se distingue menos del resto de versiones del Rafale, pero también tiene una serie de detalles que te hacen sentir en un coche especial. Por ejemplo, una tapicería en los asientos que cuenta con ante y una consola central con símil de aluminio o un salpicadero con símil de granito. No obstante, el gran punto fuerte de este SUV es el gran espacio que ofrece, algo esperado en la parte delantera y sorprendente en la trasera. Pierde, eso sí, algo de capacidad el maletero respecto al híbrido, si bien se queda en unos buenos 465 litros que, por sus formas, son bastante aprovechables.

De nuevo el Rafale cuenta con dos pantallas, de 12,3 pulgadas para el cuadro de mandos y de 12 para el sistema multimedia más el head-up display. Del infoentretenimiento volvemos a elogiar su funcionamiento y lo intuitivo que es, además de que la pantalla ofrece una visibilidad óptima en cualquier situación. Bajo ella hay una serie de botones físicos para controlar ciertas funciones, algo que siempre aplaudiremos, mientras que en la consola central se encuentra un botón específico para forzar al coche a funcionar en modo 100% eléctrico.

Es de serie en el Rafale Atelier Alpine el techo panorámico Solarbay, que cuenta con un cristal líquido que permite volverlo transparente u opaco con tan sólo pulsar un botón que hay en el techo. Mejora la luminosidad del habitáculo y no presenta problema alguno a la hora de dejar sentir la temperatura exterior en el habitáculo. La prueba que hemos hecho durante la presentación del coche fue bajo un sol bastante contundente y no percibimos problema alguno.

TIENE 300 CABALLOS, SÍ, PERO NO EN TODAS LAS CIRCUNSTANCIAS

El motor del Renault Rafale híbrido enchufable tiene la misma base térmica que el híbrido, es decir, un 1.2 de tres cilindros. Eso sí, en lugar de 136 caballos entrega 150. Respecto a la parte eléctrica, se mantienen los motores delanteros de 68 y 34 caballos y se añade uno que actúa sobre el eje trasero con 136 caballos. Todo ello suma en el momento de máximo apogeo 300 caballos.

Esta potencia que hace al Rafale presumir de ser el Renault más potente a la venta no está siempre disponible. De hecho, sólo se entregan estos 300 caballos cuando se activa el modo de conducción Sport, que es uno de los cinco que tiene –cuatro si excluimos de la ecuación el personalizado–. Con él activado, la aceleración que consigue el SUV permite sensaciones que, sin ser extremas, llegan sin duda a sacar una sonrisa. En todo caso serán los modos de conducción Confort y Eco los más utilizados. En el primero la potencia total es de 250 caballos, mientras que en el segundo se reduce a 185. Incluso en la opción más eficiente tenemos rendimiento de sobra como para afrontar los retos del día a día. Y no olvidemos que, por muy deportivo que se pinte el Rafale, su objetivo como híbrido enchufable es más ser eficiente que picante. El modo de conducción restante es el Snow, también con 250 caballos y pensado para condiciones deslizantes.

El funcionamiento del conjunto es en general suave –salvo que le busquemos las cosquillas en modo Sport– y agradable. Especialmente porque si llevamos la batería cargada podremos recorrer hasta 111 kilómetros en eléctrico a una velocidad máxima de 135 kilómetros/hora. Es más que viable lograr que la participación del motor térmico sea testimonial. Cuando aparece, eso sí, hay pequeños detalles que hacen imposible olvidar que se trata de un tres cilindros. Se notan más vibraciones de las deseables en el pedal del acelerador y, en menor medida, en el volante.

La batería que lleva el Rafale PHEV es de 22 kilovatios hora y permite una recarga de hasta 7,4 kilovatios, potencia que requiere una conexión de prácticamente tres horas para volver al máximo de su capacidad. Eso sí, siempre tendremos la opción de salvar batería –el modo E-Save que se llama se suma al híbrido y al totalmente eléctrico– para cuando sea más conveniente ir en eléctrico y de jugar con las levas del volante para aumentar o reducir la recarga al levantar el pie del acelerador.

La caja de cambios automática es de base la misma que la del híbrido, con dos relaciones para la parte eléctrica y cuatro para la térmica. Eso sí, hemos notado un paso adelante tras los ajustes que afirma haber realizado Renault. Mientras que en el híbrido se notaba un vacío en la aceleración cada vez que hacía un cambio de marcha, en esta versión su desempeño es más suave y fluido. Tan sólo cuando demandamos mucha más potencia de forma súbita tarda un poco en reaccionar.

UN COMPORTAMIENTO DINÁMICO DE ALTURA

El gran punto diferencial que tiene el Renault Rafale Atelier Alpine es la puesta a punto del chasis y su suspensión adaptativa. En los modos más confortables nos topamos con un SUV firme que no incurre en faltas de confort. Un gran equilibrio, sin duda. La cosa cambia, eso sí, en el modo Sport, donde la pisada es infinitamente más firme, lo que tiene su beneficio cuando se lleva a cabo una conducción más dinámica y su perjuicio cuando afronta las irregularidades del asfalto. No es una crítica, sino una alabanza porque el cambio de un modo a otro es ciertamente notable. Será responsabilidad nuestra utilizar el modo adecuado para cada ocasión.

Lo que ya habíamos probado en el Rafale híbrido autorrecargable y nos ha vuelto a maravillar es el sistema 4Control Advanced. O lo que es lo mismo, el sistema de cuatro ruedas directrices. Las traseras giran unos pocos grados a favor o en contra de las delanteras en función de la velocidad para ayudar a reducir el radio de giro cuando se va despacio y a aumentar la estabilidad cuando se va deprisa. Cuesta unos kilómetros acostumbrarse porque el coche gira más de lo que se espera, pero pasado ese período de adaptación resulta realmente sorprendente la agilidad de un vehículo que, no olvidemos, mide 4,71 metros.

No queremos acabar esta parte sin elogiar el tacto del freno, punto especialmente crítico en los vehículos electrificados. Se trata de uno de los más naturales que he probado, y desde luego con un recorrido de pedal totalmente uniforme que evita incurrir en imprecisiones.

¿MERECE LA PENA COMPRAR EL RENAULT RAFALE ATELIER ALPINE?

El Renault Rafale ya es muy buen coche de por sí, algo que se eleva a la máxima expresión en esta versión Atelier Alpine híbrida enchufable. Vale, seguramente hubiese la marca rizado el rizo con un motor de cuatro cilindros en lugar de uno de tres, pero aún así ha conseguido que un SUV familiar tenga un comportamiento todo lo deportivo que es posible. Haber ido más allá hubiese hecho que el coche perdiese el carácter para el que está concebido. Y, además, al ser híbrido enchufable con unas características como las que te hemos contado permite ahorrar bastante en gasolina.

Dicho esto, el precio de lanzamiento del Rafale PHEV es, descuento de la marca incluido, de 50.537 euros, mientras que el Atelier Alpine probado se va hasta 55.387 en las mismas condiciones. La pena para los que quieran este último –el otro acabado no tiene ni el color azul satinado ni el chasis específico– es que no se puede acoger al Moves. La versión 'normal' de las dos que existen sí, optando a la máxima ayuda de 7.000 euros por superar los 90 kilómetros de autonomía eléctrica.

¿Merece la pena un desembolso de esta altura? Ahí ya es el cliente el que tiene que valorar y decidirse, sin que suene peyorativo, entre ser cabeza de ratón o cola de león. ¿Por qué? Porque por unos 5.000 euros más –hablamos en el caso del Atelier Alpine– se accede a la versión de base del BMW X4. También SUV, también coupé y también de más de 4,7 metros... pero sin etiqueta cero por ese coste.