Mónaco y Las Vegas, polos opuestos

Hay tanta diferencia entre ambos conceptos como entre los dos trazados. Entre ellos sólo hay una circunstancia en común, son urbanos y ocupan por unos días el corazón de la ciudad.

Bueno, también ambos pasan por delante de casinos. Y son una magnífica ocasión para invitar a clientes y/o proveedores, a futuros aliados. Mónaco por delante de su famoso casino y del que está en Loews, el Sun Casino; si mucho apuras, el Café de París, ahora puntualmente cerrado. Las Vegas, ni se sabe porque tiene casi 150 casinos y al menos 1.700 locales de juego, incluso uno provisional en el propio paddock.

Corto y tramposo, uno; lento y retorcido, el Europeo. Rapidísimo, el de Nevada, posiblemente uno de los circuitos más rápidos del calendario, con la velocidad cortada en tres o cuatro ocasiones por curvas cerradas.

Mónaco y su glamour discreto, privado; un tanto añejo si me lo permiten. Las Vegas, de exceso, de espectáculo, de ostentación. Más de pale couche el primero, de famoseo y redes sociales el segundo. Pero ambos eventos en los que ‘hay que estar’.

Hasta la fecha, Mónaco se consideraba imprescindible en el calendario. La F1 podía prescindir de Spa, Monza o Silverstone, pero no del Principado. Liberty quiere hacer de Las Vegas ‘su’ Mónaco. Como Mónaco, Las Vegas quiere convertirse en el GP que hay que ganar.

Éste es el planteamiento. Ahora hay que ver el resultado. Pero está claro que Liberty no puede permitirse fallar. Quizás este año no sea lo que se habían propuesto, pero el plan a medio plazo está esbozado y traerá consecuencias para todos los demás Grandes Premios.