Toyota perdió en los despachos, pero reaccionó con elegancia

Al final, fueron segundos, a muy poco de los ganadores… pero estuvieron muy cerca de ganar. La épica dirá que la culpa la tuvo una ardilla a la que atropelló el coche número 8 cuando se había puesto líder, y que obligó a una parada en boxes para solventar el problema de refrigeración que se había creado. Fueron unos pocos segundos, pero suficientes.

Sin embargo, esta es la anécdota. Lo sustancial para Toyota estaba en otro lugar, en otra cosa, en los despachos, en la política. El BOP -equilibrio de rendimiento- estuvo en todo momento presente y fue una losa sobre las gentes del equipo japonés. Tanto es así que el propio Akio Toyoda, presidente de la junta directiva de Toyota, no dudó en acordarse del dichoso BOP en la rueda de prensa de presentación de su proyecto de hidrógeno.

¿Sentimiento de victoria arrebatada? En cierta forma. Pero ello no les impidió aplaudir a Ferrari cuando consiguióla `pole' y, posteriormente, cuando cruzó bajo la bandera a cuadros como ganador. Son japoneses, las formas cuentan.

Ya antes de la carrera, Kamui Kobayashi, director del equipo además de piloto, había mostrado su pesadumbre por el cambio del BOP de última hora. “Habíamos trabajado mucho reglamento en mano, teníamos un coche… y finalmente cambiaron las reglas en el último minuto. 37 kilos de más es perder 1,2 segundos por vuelta. ¡Un cambio muy doloroso!”, escribió en Twitter.

Alex Wurz, embajador del equipo, refrendó ante SoyMotor.com las palabras de Kobayashi, e hizo especial hincapié en el hecho de la severidad de una penalización con peso. Al contrario de lo que ocurre con una reducción de, por ejemplo, potencia, que solo afectaría en las zonas de aceleración, el peso es un factor que limita en el total de la vuelta.

"En recta, el coche no alcanza la punta de otros competidores, en mitad de curva, por la inercia, el coche no quiere girar... en las Porsche nos dejamos un montón de tiempo", comentó Wurz. 

Rob Leupen, director de operaciones, señaló que esos 1,2 de déficit por vuelta eran importantes, pero que también les perjudicaba por tener menos velocidad que Ferrari en la recta. Y destacó que la mayor parte de equipos estaban en contra de permitir los calentadores de ruedas en Le Mans, que fue casi una exigencia y concesión a Ferrari.

Para introducir este cambio, el WEC y la FIA, no se apoyaron en el Balance de Plataformas, destinado a equilibrar los LMH y LMDh, sino que volvieron al Balance de Prestaciones, no inicialmente prevista.

Después de ver a Ferrari lograr Poles y resultar menos penalizado que Toyota por este BOP adoptado, existía un sentimiento de que se penalizaba la experiencia reciente de Toyota en Le Mans. No era una decisión con base científica, sino más bien política. Un poco como sucede en F1, cuando el campeón pierde horas de túnel de viento y CFD.

Eso sí. Toyota perdió con honor. No se rindió, lucho hasta el final pese a estar con un solo coche ya que el número 7 quedó inmovilizado en una carambola múltiple. Los daños eran reparables en box… pero el cálculo de las baterías había sufrido y ello inmovilizó el coche.

Cuando Hirakawa tomó el volante para el último relevo, sus compañeros y la plana mayor de Toyota le dieron una consiga. “¡Ataca!, queremos ganar!”. Lo hizo, arriesgó… tuvo su pequeño contacto con el muro que lo retrasó definitivamente. Nadie se lo reprochó, todo lo contrario. Lo había intentando y al final sólo faltó minuto y medio, el tiempo perdido con la ardilla, prácticamente.