Villeneuve pilotará el Ferrari 312 T3 de su padre en Canadá

Hace 40 años la afición canadiense se rindió al acrobático y espectacular piloto, atacante nato. Su primera victoria fue clave con la que inició la leyenda. Tras su debut en 1977 con un McLaren en Gran Bretaña, Enzo Ferrari quedó prendado de él y le hizo correr tres GP en 1977.

Pero la temporada de 1978 no había sido muy afortunada. Sus resultados estaban por debajo de lo esperado: un sólo podio, en Austria, varios accidentes y sólo nueve puntos por 44 del 'Lole' Reutemann al presentarse en la última carrera del año, precisamente, en la cita canadiense.

La victoria calló bocas. Quizás fue clave para su continuidad en Ferrari y la F1. Pese a ella, Gilles no perdió nunca su instinto del riesgo, su pasión por ir al filo del límite... hasta su mortal accidente en Zolder, cuando salió catapultado al alcanzar por detrás a Jochen Mass en los entrenamientos. Estaba colérico con su compañero y rival Didier Pironi, con quien mantenía una pugna sin cuartel, casi de odio total.

"Si mi padre no hubiera sido piloto, quizás yo tampoco lo hubiera sido. Para mí era más que un padre, era mi ídolo. Eso es algo genial… pero tenía una contrapartida, lo veía poco", ha señalado recientemente Jacques. Para él, sin duda, esa vuelta de honor será tremendamente emotiva.

Si quieres leer más noticias como ésta visita nuestro Flipboard