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Árboles. Montañas. Hectáreas de prado de un verde profundo en las últimas horas de la primavera que acogen en su paisaje una carrera de Fórmula 1. Subidas. Bajadas. El Red Bull Ring es un escenario precioso para celebrar un Gran Premio, con un trazado simple y rápido, con un ritmo trepidante. Es curioso que, siendo la primera creación de Hermann Tilke, no aparezcan en el mismo las características horquillas, curvas enlazadas rápidas, y demás marcas de la casa del diseñador. No, el antiguamente llamado Österreichring es fluido, y respeta en parte lo que era el viejo circuito.

El paisaje que rodea al Red Bull Ring nos deja unas de las imágenes más bellas de todo el año. Con sus bosques, sus colinas colindantes y su estampa primaveral. Sin embargo, el GP de Austria comenzó a torcerse desde el sábado, con una confusa parrilla repleta de sanciones, y no mejoró mucho más el domingo, con una carrera con demasiados abandonos y pocas luchas que disfrutar. Se esperaba más, pero al menos, los resultados no fueron los de siempre.

Dejamos el glamour y la pasión de las calles de Montreal y la isla de Notre Dame, para adentrarnos en un país donde la pasión por el motor viene de lejos. Llegamos a Austria, nación de grandes genios ya sea a nivel cultural, con Mozart, o deportivo, con el mágico Niki Lauda. Volamos hacia el corazón de los Alpes, a la zona de Estiria, en concreto a Spielberg donde se encuentra el Red Bull Ring. Pero antes, hagamos un poco de turismo para conocer los encantos del lugar.

La cita de Montreal es una de las más agradables. Una pista difícil rodeada por muros y en un paraje que alegra la vista, con gradas abarrotadas y que favorece al espectáculo por sus rectas y su enorme exigencia. Una combinaciónque casi siempre deja contentos a pilotos, equipos y aficionados. Pero esta vez nos quedamos con ganas de más. Fue un GP de los que se olvidarán con el paso del tiempo, pero, antes de que eso suceda, nuestros pulgares dictan sentencia.

Lewis Hamilton hace la Pole. Lewis Hamilton sale con firmeza. Lewis Hamilton logra la victoria. Ese podría ser el breve resumen del Gran Premio de Canadá, donde el piloto inglés demostró que el fallo de Mónaco no repercutió en su moral ni en su desempeño en pista, aunque al final de la carrera pareció tener dudas de las órdenes sobre ahorro de gasolina que recibía del muro. Nada serio. Dominó a placer la carrera, y sólo la imperiosa necesidad de conservar combustible y frenos permitía el acecho de su compañero de equipo, que también estaba en modo económico.

La semana pasada se cumplieron 20 años desde la última vez que un Gran Premio de Fórmula 1 tuvo lo que hoy conocemos como una 'parrilla completa', o lo que es lo mismo, 26 coches inscritos -la FIA contempla la posibilidad de 13 equipos inscritos en el Campeonato como máximo reglamentario-.  

El circuito de Mónaco es propenso a dejar carreras monótonas y predecibles por las escasas oportunidades de adelantamientos que permite. Sin embargo, la incertidumbre permanece siempre. Hasta que no cae la bandera de cuadros puede pasar cualquier cosa. Y así pasó en la sexta cita del Mundial. Un accidente brutal pero sin consecuencias cambió la escena de forma radical provocando un error imperdonable de los campeones. Aquí no hay lugar para el error.  

El accidente de Verstappen en la parte final del GP de Mónaco cambió por completo el panorama que tenía hasta entonces la carrera, y con él, las estadísticas resultantes. Así, el fallo de estrategia de Mercedes permitió a Rosberg conseguir su tercera victoria seguida en el Principado y entrar en un apartado histórico plagado de leyendas. Y por detrás, dos rachas que acabaron: la mala de McLaren y la buena de Williams.

Un Gran Premio como el de Mónaco, en el que adelantar es casi una misión imposible, las estadísticas se convierten en algo muy a tener en cuenta. Quien salga de la Pole tiene media victoria en el bolsillo: las últimas diez carreras las ganó el piloto que partía desde la primera posición. Esta cita será de vital importancia para Rosberg, que puede lograr su tercera victoria consecutiva en el Principado y entrar en la historia.

Llegamos a Mónaco, al circuito más estrecho y ratonero del Mundial. Un circuito de otra época, desfasado y extremadamente lento. Tan lento que se tienen que adaptar direcciones y geometrías de suspensión para algunas curvas solo para este circuito. Pero qué encanto tiene.

Una vez expuestas las bases de la conducción en un circuito de asfalto, es el momento de entender qué sucede en una carrera. Ya no se está solo en pista y el objetivo general es el de llegar primero a meta, adelantando a los rivales por velocidad o por estrategia. Y todos sabemos cuánto nos gusta ver un adelantamiento de libro de texto.De cara a entender el trabajo del piloto en carrera, imaginemos un Gran Premio en su totalidad. 305 kilómetros dan para mucho, obviando la capacidad del piloto que mencionamos en el artículo anterior. Pongamos el caso en que las bases y el correr solo plantean una carrera saliendo en el medio del pelotón. Entonces se encienden los semáforos y la adrenalina sube. Las bestias se sueltan cuando se apagan las cinco luces rojas. Arranca la lucha por sobrevivir y llegar primero a la meta.

Tres victorias sobre cinco Grandes Premios. Una vez completado el primer cuarto del Campeonato del mundo 2015, Lewis Hamilton es el claro líder del certamen y, aunque el número de victorias no es proporcionalmente más demoledor que el del propio Hamilton en 2014 o el de Sebastian Vettel en 2011 o 2013, está claro que el británico es el máximo favorito para el título de este año. Hoy en día costaría encontrar a alguien que creyera de verdad en las posibilidades de sus principales rivales, Nico Rosberg y Sebastian Vettel.

El horizonte deja ver las ondas de calor que el sol hace emanar del asfalto. Allí, tras esa cortina, se vislumbra como un espejismo la primera curva. Desde su casco, Nico Rosberg piensa que es el momento de reivindicarse para el Campeonato, de decir algo. No hay otra opción. Hay que dejar atrás la presión.

Este fin de semana se disputó un Gran Premio de España especial. Nada menos que se celebraron 25 años de Fórmula 1 en el Circuit de Barcelona-Cataluña. En tan señalado aniversario, la victoria cayó en manos de Rosberg, consiguiendo romper la tendencia de las cuatro primeras carreras de la temporada. Aquí repasaremos los datos y estadísticas más curiosas que nos ha dejado la primera cita en Europa.