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GP de Austria: Verde esperanza

Estaría bien que Rosberg siguiera por este camino. Diez puntos no son nada.
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José Miguel Vinuesa
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23 Jun 2015 - 18:34

Árboles. Montañas. Hectáreas de prado de un verde profundo en las últimas horas de la primavera que acogen en su paisaje una carrera de Fórmula 1. Subidas. Bajadas. El Red Bull Ring es un escenario precioso para celebrar un Gran Premio, con un trazado simple y rápido, con un ritmo trepidante. Es curioso que, siendo la primera creación de Hermann Tilke, no aparezcan en el mismo las características horquillas, curvas enlazadas rápidas, y demás marcas de la casa del diseñador. No, el antiguamente llamado Österreichring es fluido, y respeta en parte lo que era el viejo circuito.

En esas praderas que inundaban las televisiones de medio mundo, surgió un último brote de esperanza para este Campeonato de la mano de un impecable Nico Rosberg, que ganó sin paliativos ni excusas a su compañero de equipo y líder del mundial, Lewis Hamilton. No fue como en Mónaco, una victoria encontrada por la falta de entendimiento y nerviosismo entre el piloto inglés y su equipo. Esta vez, Nico no se desmoronó tras su clamoroso error en la última vuelta de clasificación, que no siendo mala, quizás no le hubiera dado la Pole (Hamilton tuvo una vuelta imperial, que no pudo mejorar por otro error en su último intento). Nico no se dejó invadir por la derrota antes de perder, como en el Gilles Villeneuve, y eso que su lenguaje corporal y fonético no eran del todo positivos. Pero su fin de semana, quitando ese error, no había sido en absoluto malo. Había una posibilidad.

Y al fin Rosberg sacó toda la belleza de su pulcro pilotaje, realizó una salida perfecta que le encaramó al liderato, y ni siquiera un temprano coche de seguridad pudo poner en peligro esa posición. Su carrera fue impecable de principio a fin, y su ventaja ganada décima a décima por méritos propios. Es justo lo que Nico necesitaba, segar de raíz la mala hierba que estaba creciendo en su zona del box, y plantear de verdad problemas a su rival y compañero. Igual que criticamos su morbidez en el inicio del Campeonato, debemos realzar ahora su recuperación, que le llevará o no al cetro mundial, pero que le da (nos da) una esperanza para no dar por perdido este Campeonato.

En el otro lado, Lewis no tuvo el fin de semana redondo al que nos ha acostumbrado. Se podría alegar en su defensa que el año pasado Austria tampoco se le dio bien, pero salvo su Pole (iguala las 45 de Vettel, y en breve será el piloto en activo con más en su haber), no estuvo fino el fin de semana en cuanto a ritmo de carrera. Pero cometió tres errores que le condicionaron: el de su última vuelta de clasificación, que no tuvo consecuencias, fue el primero. El segundo, su mala salida, que sí le afectó, porque de haber conservado su primer puesto, puede que Rosberg (puede) que no hubiera podido con él, asestando un golpe moral a Nico en un fin de semana que parecía favorecer al alemán. El tercero, el pisar la línea de salida del pit lane tras su parada. Fruto quizás de la impotencia de verse incapaz de alcanzar a su compañero, quizás sólo un pequeño error de cálculo (esas cosas pasan).

Pero deja el regusto de que, en el fondo, cuando a Hamilton las cosas se le ponen cuesta arriba, muestra ciertas inseguridades más propias de su pasado. Fácil criticar pequeños errores cometidos en la vorágine de una carrera. Pero entre el nerviosismo mostrado en Mónaco, también en Canadá, y esta concatenación de errores, lleva a pensar en un Lewis no tan seguro de sí mismo como podíamos pensar. Es innegable que ha madurado como piloto, y ya no se le ven inconsistencias, lo cual es más sencillo cuando dispones de un coche tan bueno como el Mercedes, pero en comparación con Nico, Lewis se mostraba (se muestra) como el más fuerte, y eso maquilla absolutamente las pequeñas fisuras morales que aún pueden quedar en él. Sigue siendo el favorito, pero tal y como decíamos al acabar nuestro análisis de Mónaco, había que ver si el dolor de aquél Gran Premio no había dañado su fortaleza. No se vio así en Canadá, pero se ha visto en Austria. ¿Retomará el control Hamilton?. No deberíamos dudar mucho de ello, pero estaría bien que Nico siguiera por este camino. Diez puntos no son nada.

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Por otro lado hay que traer aquí a Roberto Merhi, que hizo un fin de semana espléndido dado el material con el que cuenta. Barrió a su compañero Stevens en clasificación (más de un segundo con el mismo coche, que además no lo es) y rubricó una carrera sin meterse en problemas, permitiéndose el contener brevemente a los Red Bull tras el coche de seguridad, y regalando al equipo el mejor resultado del año, y uno de los mejores de su historia. Lo importante es que lo hizo por puro talento. Pague o no pague por correr, tenga o no peor coche que su compañero, poco importa: cuando es la calidad de un piloto lo que tiene que sobresalir, Roberto ha demostrado que tiene de sobra para esta Fórmula 1. Seguirá en ella, o no, pero no le viene grande en absoluto. Con un poco de suerte y de apoyo, podríamos tener otro piloto para mucho tiempo en la categoría reina. Ojalá sea así.

El que parece que cuenta los Grandes Premios para su adiós es Kimi Räikkönen. De nuevo una mala clasificación (esta vez pésima), y otra vez una pérdida de control del coche, esta vez en la segunda curva, que le hizo derrapar y tener un peligroso accidente con su excompañero Fernando Alonso. Ver el fondo del McLaren pasar muy cerca de la cabeza del finlandés nos asustó a todos, pero por suerte quedó en nada, salvo un abandono que se suma a su pobre rendimiento en lo que va de año, con un coche que puede que no se adapte a la perfección a su estilo (en teoría se le había tenido muy en cuenta en este coche), pero que no es un mal coche, y que le debería tener como un piloto fijo del Top 5 de la clasificación, como mínimo. Se acaba el tiempo para reaccionar. Dudar del talento de un campeón del mundo, de alguien rápido como él, que nos ha regalado grandes carreras, es injusto, pero el tiempo de los pilotos pasa, la ambición se difumina, y las luces que un día deslumbraron se apagan. Es ley de vida. Ojalá revierta la situación, para bien suyo y de todos nosotros.

Por su parte, esta vez fue Ferrari quien perdió un podio asegurado (en la medida que algo puede ser seguro en una carrera de coches). Un fallo en el cambio de ruedas de Vettel le relegó al cuarto puesto tras Felipe Massa, que estuvo muy constante todo el fin de semana (ya brilló en 2014) y que respondió al podio de su compañero Bottas en Canadá con un podio en Austria, sosteniendo con firmeza la presión de Vettel. Lo curioso es que Ferrari sigue estando por delante de Williams en cuanto a rendimiento, pero si se cometen errores, sean los pilotos o el equipo, los resultados se resienten. Son ya dos podios perdidos. Es obvio que la Scuderia no está al nivel de Mercedes, ni se le acerca más de lo que ya hizo en pretemporada. Tampoco empeora, porque mantiene a raya a sus perseguidores, de modo que deberían empezar a centrarse en el 2016. No pueden perder el objetivo marcado con la brutal purga del año pasado, que es partir de cero, crear un proyecto sólido, y comenzar a atacar la cima en el medio plazo. Todo lo que no sea eso, es repetir los errores de años anteriores, y es de esperar (una vez más) que hayan aprendido de ellos.

Y si Nico Rosberg salió de Austria esperanzado, McLaren encontró en los prados austríacos grandes masas de maleza que no le dejaban ver con claridad. Debían probar las mejoras aerodinámicas, pero apenas pudieron dar vueltas con ellas porque el coche de Alonso estuvo más tiempo parado que rodando durante el fin de semana, de modo que las conclusiones serán bastante precarias, muy básicas. Dicen que funcionan, pero también dicen que mejoran y los problemas no dejan de reproducirse o aparecer nuevos. Y sí, están en la tan cacareada pretemporada, pero las pretemporadas también tienen un límite de tiempo, y pasadas ocho carreras, ya tendría que haber terminado, y deberían cuanto menos ser capaces de rodar sin problemas, más allá de cuestiones de rendimiento. Veremos cómo progresa, pero el camino se antoja mucho más largo de lo previsto.

La siguiente cita no tiene montañas, pero sí grandes extensiones de verdes praderas: Silverstone. Esperemos, por el bien de un Campeonato que vuelve a tener un punto de intensidad en la lucha por el título, que Nico Rosberg mantenga viva la esperanza.

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