Lewis Hamilton y Nico Rosberg, campeón del mundo y aspirante

Los dos pilotos alemanes son grandes competidores, desde luego, pero a ambos les falta algo que el otro tiene. Mientras que a Vettel le falta una máquina como la de Rosberg, capaz de rendir en cualquier circunstancia, este último no tiene el hambre de victoria ni la capacidad psicológica para luchar con Hamilton. Aún así, la victoria de Nico en el GP de España era justo lo que el piloto necesitaba; frenar a su rival para recuperar el estado mental 'ganador'. Para creérselo, en definitiva. Y no es para menos, ya que Rosberg no ganaba desde Brasil el año pasado.

Han tenido que pasar seis carreras -el mismo número que su dorsal- para poder volver a verle subido a lo más alto del podio. Pero entre el GP de Bélgica de 2014 y el de España 2015 ha habido algo muy importante que ha cambiado y que marcará el devenir de este año. Hamilton y Rosberg tienen el mejor monoplaza de la Fórmula 1 actual y lo que suceda dentro del box del equipo de Brackley es clave para la decisión del título. ¿Qué le pasa a Nico, entonces? ¿Porqué está Lewis tan claramente por delante? ¿Qué es lo que ha sucedido?

La explicación que hay detrás es tan simple como voluble. Hamilton es mejor en lo que se refiere al pilotaje, sí. Se ha visto a lo largo de los últimos años. Su techo en cuanto a talento es más alto, por así decirlo. Pero en 2014 vimos a un Rosberg capaz de llevar la lucha al plano psicológico y esa fue su clave del año. Al golpear primero el año pasado, Rosberg consiguió que Hamilton se sintiera presionado tanto en lo que respectaba a los puntos como en pista. Al estar el alemán con una posición favorable en el Campeonato, Hamilton pilotaba con presión, cometía errores y en ocasiones no podía con su rival.

Tras el toque del GP de Bélgica del año pasado, la situación se volvió en contra de Rosberg. Lo que había sido una situación del juego psicológico favorable para él se convirtió en lo contrario cuando Hamilton desarrolló el 'instinto asesino'. El golpe entre ambos hizo que Hamilton se sintiera traicionado -entendía que la lucha había sido leal hasta el momento, por muy dura que hubiera sido- y la tensión entre los dos pilotos llegó al punto de no cruzar palabra. No fue hasta la última carrera del año cuando Nico , mostrando su deportividad -y puede que esa sea su debilidad-, fue a felicitar al nuevo campeón. Desde entonces, Hamilton se encuentra en estado de gracia.

Campeón en título, el coche más competitivo del Mundial y un compañero al que ya no teme. Porque a día de hoy esto es así. Lewis ya no teme a Nico . No le considera rival para el título. Ver como en Baréin, el británico iba a felicitar al alemán tras la carrera en la que fue superado por Kimi Räikkönen era suficiente. Hamilton no le ve como una amenaza y ya no tiene ningún problema en ir a felicitarle, hablar con él y tratarle de forma más normal. Evitar el juego psicológico con él es la forma definitiva del juego psicológico. Lo que es más, Rosberg ha pasado de estar en una posición favorable en la lucha psicológica a estar claramente vencido.

De la misma forma que Hamilton se cree capaz de batir a Rosberg con facilidad, el alemán no tenía el convencimiento necesario para batir a su compañero hasta el pasado domingo. Por eso el triunfo del hijo de Keke es tan importante. La lógica dice que Hamilton sigue teniendo tanto la ventaja numérica como la psicológica pero la victoria de Rosberg puede haber cambiado algo. El lenguaje corporal y la expresión facial de Lewis en el podio del Circuit de Barcelona-Catalunya volvían a parecerse a los de 2014. Nico tiene ahora una oportunidad única cuando el Gran Circo de la Fórmula 1 se dirige a Mónaco, su circuito de casa.

El año pasado, Rosberg se sirvió de una victoria enfática en Montecarlo para reforzar sus opciones de título. Este año la situación es muy distinta. Llega con un Hamilton desatado, con menos puntos y un estado de forma claramente inferior al de su rival aunque también es cierto que llega como vencedor de la cita anterior. Y en las carreras, ya sabemos que vales lo que vale tu última actuación. Su clave para el Campeonato será su capacidad de reacción. Encadenar una segunda victoria seguida podría desestabilizar a un Hamilton que tiende a ponerse nervioso con facilidad. A partir de ahí, sería cuestión de ver si puede mantener el ritmo del británico en las sesiones clasificatorias -ahí sí se impuso al campeón en 2014- y mantenerse delante haciendo valer su cabeza ante las manos de Hamilton.

Pero ¿es realmente factible? ¿Puede realmente frenar Nico a Lewis? ¿Qué armas tiene para intentarlo? Donde Hamilton tiene una velocidad espectacular, Rosberg 'solo' puede jugar con la creatividad y la pillería. Es un piloto rápido, desde luego. Pero para ser campeón, no vale ser sólo rápido. Como tampoco vale ser sólo inteligente. Hay que juntarlo todo o ser un maestro en alguno de los campos. Nico se beneficia de haber estado tres años como compañero de equipo de Michael Schumacher, lo que le ha dado experiencia con ciertas habilidades que otros pilotos no explotan. No todo es rodar muy rápido, cuidar los neumáticos y tener una estrategia muy buena.

Movimientos como el de la salida en Canadá el año pasado demuestran que Rosberg aprendió de su anterior compañero de equipo. No hablamos de jugadas polémicas como la de Hungría en 2010 -mejor dejémoslo de lado- sino algo tan 'simple' -¿existe algo simple en la Fórmula 1?- como hacerle creer al rival que tiene espacio para adelantar en la primera curva en Montreal para luego soltar los frenos y dejar correr el coche, arrinconando al competidor y posiblemente hacerle perder una o dos posiciones. Pillería que puede dar una victoria y complicarle la vida al piloto con quien hay que luchar. Uno podría preguntarse si es ético jugar así con un compañero de equipo pero como suele decirse, no existen varias formas de ganar; solo existe ganar.

Aún y con todo esto, un servidor opina que el resultado está sentenciado. Rosberg tiene talento. Puede ganar carreras. Es posible que incluso consiga ganar en Mónaco y llegue a poner nervioso a Hamilton. Pero al final, la diferencia entre ambos es demasiado grande. Lewis está en el mejor momento de su carrera deportiva. Incluso si llegara a tener un bajón de rendimiento, en 2014 vimos que cuando las cosas se complican, el bicampeón británico puede sacar el genio y extraer lo que su rival no. Por mucho que ahora ya tenga la experiencia de luchar por un Campeonato -y perderlo-.

El Campeonato ya es de Lewis. Lo que hay que ver ahora es si lo gana o si lo pierde. Evidentemente, nada en esta vida es seguro y los caprichos del destino o una pierna rota en un accidente fortuito podrían cambiar la situación por completo aunque por otra parte, ¿se atrevería alguien a apostar en contra de Hamilton? Yo no.