Al-Attiyah/Loeb, se avecina un duelo fratricida en el Dakar

Pero esta no es su única arma. Cuenta con los dos mejores pilotos de los dos últimos Dakar: Nasser Al Attiyah y Sebastien Loeb.

Es cierto que los Toyota han ganado las dos últimas ediciones, pero han perdido a su gran, única, baza: Nasser Al-Attiyah. El catarí ha ganado las dos últimas ediciones de la prueba, el año pasado con control absoluto. Nani Roma ha dicho más de una vez que el Dakar no lo ganaba Toyota sino Nasser. 

¿Audi? Serán más competitivos, pero siguen pesando -por ‘imperativo legal’, la tecnología elegida- pesan demasiado. Ello obliga a un doble esfuerzo. De una parte, los pilotos deben arriesgar más para compensarlo. De otra, el coche debe encajar mayores esfuerzos en cada salto, en cada bache, en cada golpe. 

¿Toyota?  Debe confiar en pilotos noveles, que deben efectuar su aprendizaje. El único veterano del equipo es Giniel de Villiers, hombre seguro, de ritmo, pero con una velocidad un poco detrás de los favoritos. El Dakar es una prueba que la experiencia cuenta y aunque Lucas Moraes fue tercero el pasado año, no es lo mismo correr como independiente que con la presión del equipo. Su compañero, Seth Quintero, da el salto a los T1+ desde los T3; aunque ya corrió en Marruecos con Toyota, esto es otra cosa.

LOEB-NASSER, BATALLA FRATRICIDA

El rival más temible para Prodrive es la rivalidad entre sus dos pilotos. Nasser quiere su tercera victoria consecutiva y acercarse aún más al palmarés de Peterhansel. Para Loeb, el Dakar es una asignatura pendiente que quiere superar cuanto antes. El duelo entre ambos adquirirá proporciones de fratricidas.

Ambos quitan hierro al asunto. “Somos un equipo y si tengo que parar para ayudar a Loeb a ganar, lo haré. Espero que él haga lo mismo”, ha dicho Nasser. “No me obsesiono con la victoria”, mantiene el francés. Claro que estas frases en el fondo son incompletas y debería añadirse “siempre y cuando no luche por la victoria”.

David Richards ya sabe lo que es eso. De las dificultades de gestión de dos gallos que quieren ganar. Se acordará de la rivalidad entre Colin McRae y Carlos Sainz con sus Subaru oficiales. 

Podría decirse lo mismo de Sainz y Peterhansel, pero ambos han ganado ya el Dakar más de una vez y saben lo que es correr para un equipo. Claro que el pasado año ambos quedaron eliminados en el mismo lugar por sendos accidentes.

LA BATALLA DE LOS ‘TOP 10’

En estas condiciones, el saudí Yazeed Al Rahji puede ser el ‘tapado’ si sabe controlar sus impulsos. Es muy rápido, conoce el terreno, está en forma y aunque corre para Overdrive como cliente de Toyota, puede ser quien azuce la batalla. Es un auténtico outsider.

Como outsider es Nani Roma. Bisoñez del coche y del equipo no juegan a su favor, pero Nani es corredor de fondo y para él este Dakar es sólo un test cara a 2025.

Se espera que en algunas etapas puedan brillar los Century de Mathieu Serradori y Brian Barangawat, pero en el conjunto de la prueba están en desventaja.

Lo que está claro es que este año habrá una gran batalla para entrar en los ‘top ten’. Hay muchos aspirantes a ello. Los recién incorporados a los equipos oficiales, como Saad Variawa y Thomas Ourednicek, en Toyota o Gareth Wooldrige en Ford.

Y después están los ‘independientes’: Martin Prokop, Vlaidotas Zalas, Denis Krotov, Juan Cruz Yacopini, los hermanos Baumgart, Guillaume de Mevius, Guerlein Chicherit, Romain Dumas, Vaidotas Zala, Pau Navarro, y alguno más.

Hay overbooking para entrar en lo ‘top ten’ y ello hace que acabar en los ‘top 20’ no sea nada fácil. Laia Sanz e Isidre Esteve tienen ese objetivo y hay que decir que es ambicioso. Puede depender de la intensidad de las batallas delante. 

Todo ello da un morbo muy especial a esta edición. El nivel medio de la categoría ‘Ultimate’, como se ha rebautizado a los T1+. La intensidad que se prevé en las batallas y la dureza que se supone a esta edición puede provocar muchos golpes de teatro. Todo está dispuesto para un gran Dakar.