La etapa 12 del Dakar se recorta: 166 kilómetros cronometrados

Hay un dicho en el mundo de los rallies que afirma que los copilotos no ganan las carreras, pero pueden perderlas. Y esta última etapa será, según David Castera, capaz de hacer bueno el aserto.

Tradicionalmente la última etapa es sencilla y no provoca, salvo alguna hecatombe, sorpresas. En esta ocasión, sin embargo, Castera ha prometido que esta última especial no será un paseo, pese a que haya sido acortada.

"Hemos tenido que cambiar el inicio de la etapa, pero la parte que queda es la más complicada de navegación, se pueden perder cinco minutos como diez, pueden pasar muchas cosas. Seguro que se van a perder", explica el director de la prueba, David Castera, en declaraciones que publica Marca.

Es cierto que el terreno no presenta grandes dificultades, pero por el contrario tiene una porción final de 80 kilómetros "que es un auténtico laberinto de pistas", donde los errores de navegación pueden estar al orden del día. Entre Stéphane Peterhansel y Nasser Al-Attiyah bastará una simple vacilación para que los puestos segundo y tercero cambien o no de manos. Por el contrario, los más de diez minutos que Carlos Sainz dispone de ventaja sobre ellos parecen un buen colchón, aunque no suficiente para relajarse.

En cualquier caso, la serenidad de la pareja será clave a la hora de no cometer errores o de enmendarlos. Porque los problemas a los que se enfrentarán los copilotos son parecidos a los que han tenido en etapas anteriores.

Y tras el final, una especial-espectáculo, sin incidencia en la clasificación, de 20 kilómetros en Qiddiyah. Una especial a modo de aquellos finales en el Dakar en el Lago Rosa, con salida en línea. El Qiddiyah Trophy precede inmediatamente al podio final.