La asignatura pendiente de Yamaha: el automóvil

Sin embargo, tres esta 'colaboración' no se puede olvidar las incursiones que Yamaha ha hecho en el mundo de las cuatro ruedas, aunque de momento no haya pasado de ofrecer algún modelo 'side by side', pequeños y minimalistas off-roads con motor de moto muy apreciados en competición por su relación prestaciones/precio, por lo que su entrada, como marca, en el mundo del automóvil sigue siendo una asignatura pendiente y casi podríamos decir que abandonada.

Recientemente, de la mano de Gordon Murray, Yamaha estuvo muy cerca de entrar en el mundo de la automóvil. El pequeño Murray T25, un mini automóvil diseñado por el gran ingeniero de Fórmula 1 y autor del McLaren F1 GT y del GMA T.50, les llamó la atención y podía encajar con sus planes.

Se presentó el Yamaha Motiv, rival directo del Smart, que se quería fabricar en Europa para 2019. Debía estar equipado con un motor Yamaha de 1.000 centímetros cúbicos y 75 caballos de potencia. Obviamente, Yamaha ofrece motores con el doble de potencia para esta cilindrada en sus motos, pero en una moto el par motor no tiene importancia, algo que sí ocurre en un automóvil.

Y el método innovador que, de construcción de Murray, un chasis denominado iStream, les llevó a encargarle un deportivo de buenas prestaciones, muy ligero y precio razonable, que fue presentado en el Salón de Tokio de 2015.  El secreto del iStream es que permite el uso intensivo de la fibra de carbono en automóviles de gran volumen. El tamaño podría ser similar al Smart Roadster y el motor el mismo del Motiv pero llevado a 100 caballos por lo menos, para un peso que debería superar en mucho los 760 kilos. Fue el Yamaha Sports Ride Concept, que dio lugar a una versión pensada para la 'serie', que incluso fue registrada en la oficina de patentes, pero el proyecto fue cancelado a principios de este año.

Yamaha Motiv

No fueron estos los primeros automóviles de Yamaha. Hace ya muchos años presentó el Yamaha OX99-11, un superdeportivo monoplaza que montaba un motor Yamaha de F1. Un V12 de 3,5 litros cuya potencia se quedaba en 400 caballos. Un motor que estaba basado en el motor que Yamaha realizó para la Fórmula 1 y que se usó por Brabham y Jordan en 1991 y 1992. Antes había realizado un motor V8 usado por Zakspeed, cuya base parecía la de un Cosworth equipado con culatas Yamaha. En 1993 hizo un V10 usado por Tyrrell hasta 1997, año en el que también fue usado por Arrows.

Pero la experiencia de Yamaha en la automoción es mucho más amplia. Sobre todo, como apoyo tecnológico para el diseño y desarrollo de los mismos. En este sentido ha tenido estrechas relaciones con Toyota y con Ford.

El fabuloso Toyota 2000 GT, del que sólo se fabricaron 351 unidades, es quizás el mejor ejemplo, porque también fue ensamblado por Yamaha entre 1967 y 1970, con un motor cuatro cilindros de 2 litros y 150 caballos o de 2.3 litros y 140 caballos, para cumplir la legislación estadounidense. Un modelo que es un auténtico icono.

También ha estado presente en el motor del Lexus LFA, un V10 de 4.8 litros, que se fabricó entre 2010 y 2012. O también colaboró en los motores del RAV, Celica y el Alteza, sobre todo el RS200 con motor V6.

Yamaha OX99

Una de las colaboraciones menos conocida es la que realizó con Volvo para el XC90. Volvo quería un V8, peor no tenía experiencia en motores en V y además necesitaba que se montara transversalmente. Yamaha diseño un motor V8 a 60º, muy compacto y que se podía montar de forma transversal y por ello se empleo asimismo en el S90.

Y también ha realizo motores para Ford. Por ejemplo, el 1.7 que montó el Ford Puma coupé –no el SUV actual– o un motor V6 para el Ford Taurus. Pero Yamaha también tuvo que ver con motores como la familia Zetec, que montaron Fiesta y Focus, que inicialmente se pensaron como Sigma pero que se comercializaron como Zetec.

Esta claro que Yamaha tiene mucho más peso en el mundo del automóvil de lo que muchos se imaginan. Pero no como marca sino como asistencia tecnológica al desarrollo de motores.