El Mercedes-Benz Clase C cumple 30 años

La primera vez que apareció el Mercedes Clase C, allá por 1993, supuso un cambio notable dentro de la firma alemana. Era el relevo del Mercedes 190E, el 'baby Benz', el primer 'Mercedes pequeño' y que significó un enorme éxito de ventas y de aceptación. Pero como suele ocurrir, cuando hay que renovar un producto tan 'redondo', son muchas las cosas que pueden salir mal y por ello, la compañía germana no dejó tornillo sin cambiar. De hecho, es un coche totalmente nuevo y adoptó una nueva nomenclatura, donde la letra que indicaba la clase del modelo se colocaba delante de los números que hacen referencia al propulsor.

El primer Mercedes Clase C –el W202– fue un coche importante por muchas cosas, además de sustituir en el mercado a un éxito como el 190E –W201–. Con este coche se mantenía la misma orientación comercial, que apuntaba a gente más joven que la media en la marca, pero con un aumento de la calidad, de la tecnología y del equipamiento. Pero además, también fue el coche elegido para la primera creación oficial de Mercedes y AMG: el Mercedes C36 AMG, que presumía de un motor con 106 kilovatios –280 caballos– y una personalidad más deportiva que de costumbre. Destacar que, por entonces, AMG todavía no estaba integrada en la marca alemana, era una empresa independiente.

Uno de los apartados donde destacaba el W202 era en diseño y en seguridad. La marca buscó ofrecer la misma imagen que ofrecían todos los Mercedes, pero combinada con un aire menos serio, para lo que se eligieron colores muy llamativos, nunca vistos antes en la marca, entre otras cosas. "El diseño de la primera Clase C estaba destinado a atraer a un público amplio con una forma elegante, estética y atemporal", dice el Prof. Peter Pfeiffer, Jefe de Diseño de 1999 a 2008. Encajó naturalmente en el lenguaje de diseño de la marca. Su éxito demostró que esta consolidación, que fue planeada desde el principio, era el camino correcto a seguir. La serie 202 se convirtió en un gran éxito”.

Pero no solo se cuidó su aspecto exterior, también se cuidó, y mucho, el interior, donde los coches de Mercedes suelen destacar. En este caso, además de aumentar la calidad, también se aumentó el espacio interior sin que fuera un coche mucho más grande que el “viejo” W201. Para ello, se jugó con la disposición de componentes como el motor, los ejes y la transmisión, así como la reubicación del depósito de combustible –que, por primera vez, se fabricó con plástico–. "Respondimos al hecho de que la población centroeuropea crecía año tras año", dice el Prof. Hermann Gaus, jefe de desarrollo general de vehículos en ese momento.

Se mejoró el comportamiento de la estructura ante impactos frontales y traseros, pero sobre todo, en caso de impacto lateral mediante cosas como una pared lateral de una sola pieza, una estructura tubular reforzada en el interior de las puertas, un pilar B de “triple piel” con una base muy ancha y robusta o unos travesaños debajo de los asientos delanteros que transferían las fuerzas del impacto al túnel central y al lado no impactado del vehículo.

Motores, suspensiones, frenos… todo fue revisado cuidadosamente y mejorado con respecto al Mercedes 190E, el equipamiento era un mundo aparte comparado con su antecesor –ABS, cierre centralizado, airbags… –, contó con una versión familiar denominada State, que nunca tuvo el 190E y por encima de todo, las versiones AMG. Ya hemos hablado del C36 AMG, la primera colaboración oficial entre ambas compañías, pero a este le acompañó el Mercedes C43 tiempo después, con un motor de ocho cilindros y 225 kilovatios –306 caballos–, así como el C55 AMG, que apareció en 1998 y fue la versión más prestacional del W202 con 255 kilovatios, o dicho de otro modo, 347 caballos.

Entre 1993 y 2000, se fabricaron un total de 1.626.383 unidades, más otras 243.871 unidades del State, fabricadas entre 1996 y 2001.