Coches potentes, ¿necesitan un carnet especial?

Hace apenas unos días hemos sido testigo de un accidente bastante espectacular. Dos Ferrari, un F12 Berlinetta y un 296 GTB, volaron por los aires para acabar empotrados en el muro de una parcela. En el vídeo se aprecia claramente que la frenada es casi nula, es decir, la curva les pilló de imprevisto y como se suele decir, se la comieron.

Y no eran dos chavales, eran dos señores de nada menos que 50 años. Es decir, deberían tener la cabeza "amueblada" y saber lo que llevaban entre manos. El resultado lo conocemos todos y no es la primera vez, ni será la última, en la que un vehículo de altas prestaciones es protagonista de un accidente porque su conductor, sobrestima sus habilidades. Youtube está lleno de vídeos donde un coche deportivo acaba mal parado por un claro error del conductor.

Este tipo de cosas te hace pensar, ¿tan complicados son de conducir este tipo de coches? ¿Realmente es tan difícil controlar las reacciones de un coche con un motor muy potente? No son preguntas fáciles de responder, influyen muchas cosas, pero cualquier que haya conducido un coche con más de 250 caballos sabe que las cosas se ponen muy serias. De hecho, a partir de 200 caballos ya es necesario tener algo de experiencia para que no nos superen las reacciones del coche.

Un coche potente obliga a cambiar todas las referencias que se puedan tener, todo ocurre más rápido y no solo debemos tener muy buenos reflejos, es imprescindible saber que puede ocurrir en determinados momentos, algo que solo te da la experiencia. Un ejemplo claro es que muchos superdeportivos, incluyen con su compra cursos de conducción para poder sacarles la quintaesencia. Y se hacen, porque un coche muy potente, no es sencillo de conducir. Bueno, sí, a velocidades legales, cualquier coche es fácilmente controlable, pero con un automóvil cuyo motor es muy potente, es fácil perder el control.

Cualquier automóvil deportivo está más capacitado que cualquier automóvil convencional. Sus frenos están sobredimensionados, su chasis preparado para soportar exigencias mucho mayores y las suspensiones son capaces de controlar la carrocería y soportar auténticas barbaridades, pero todo ello requiere de unas órdenes muy precisas, si esas órdenes no se dan correctamente, ocurre lo que se pueden ver en infinidad de vídeos. un conductor novel, con el carnet recién obtenido, no tiene las capacidades para conducir un coche potente.

En España, las autoescuelas, básicamente, enseñan a aprobar el examen y se aprende realmente a conducir con el tiempo y con el paso de los kilómetros. Sin embargo, con el carnet recién sacado, cualquiera puede ponerse a los mandos de un Bugatti Chiron. ¿Está un novel capacitado para conducir un coche capaz de acelerar hasta los 100 kilómetros/hora en primera? No, por supuesto que no, y hablamos de un usuario “estándar”, no un chaval que lleve compitiendo desde los 12 años.

Si lo comparamos con las motos, el contraste es notable. En el caso de las motos tenemos varios carnets diferentes que delimitan claramente las prestaciones: A1, que permite conducir motocicletas de hasta 125 centímetros cúbicos y 15 caballos, A2, que no tiene límite de cilindrada pero sí de potencia –47,6 caballos o 35 kilovatios– más otras limitaciones como no tener una relación peso-potencia que supere los 0,2 kilovatios por kilo. Finalmente está el A, que requiere de un mínimo de dos años en posesión del A2 y permite conducir cualquier motocicleta del mercado.

¿Por qué se hace esto? Porque las motocicletas muy potentes no son nada fáciles de conducir, tal y como ocurre con un automóvil. Sin embargo, no hay carnet especializado para coches, ¿por qué no se establece un carnet especial para coches de altas prestaciones? Los usuarios de automóviles son mucho más numerosos que los usuarios de motocicletas, el peligro, solo por estadística, es mayor.

Hoy día, con los asistentes electrónicos incorporados de serie, todo es algo más sencillo, pero las capacidades de ganar velocidad con una facilidad pasmosa siguen estando ahí, mover el volante para gestionar una curva todavía es imprescindible –y los amantes de la conducción esperamos que siempre sea así– y actuar sobre los frenos también es cosa del conductor. Son cosas que con un coche deportivo cambian totalmente su perspectiva y si no aprendemos a realizar correctamente y cuando corresponde, seguiremos presenciando accidentes como el de los dos Ferrari en Italia. Y eso se aprende con conocimientos y con la práctica.

Para poder tener un mayor contexto y conocer la opinión de un conductor que estado a los mandos de todo tipo de coches, y por supuesto, también de automóviles muy potentes, hemos preguntado a nuestro probado, Jorge Morillo, quien nos ha contado lo siguiente.

 ¿Aprender a circular o aprender a conducir? Lo que hacemos en las autoescuelas es, claramente, lo primero. Salvo circunstancias especiales pocos conductores pueden decir que tienen la destreza o el conocimiento suficientes como para enfrentarse a potenciales problemas en el día a día cuando obtienen la licencia. Se me antoja imprescindible completar uno o varios cursos de conducción en los que, de forma controlada, se enfrente uno a situaciones límite para saber cómo reaccionar –aunque una situación real siempre será otra cosa–. Y no sólo eso, sino que estos cursos han de ir acompañados, como si del carnet de conducir se tratase, de una parte teórica. No es lo mismo controlar un tracción delantera que un trasera, por ejemplo.

Este argumento gana más peso si cabe cuando se trata de coches de altas prestaciones. Desde luego que no están hechos para todo el mundo. Si lo expuesto antes me parece necesario para todo tipo de vehículos, poner alguna normativa o límite para poder conducir unidades con mucha potencia también tiene todo el sentido. ¿Cómo hacerlo? Esa cuestión es más complicada, aunque el ejemplo de las motocicletas puede servir. Vehículos de más de 'X' caballos que requieran una determinada experiencia en carretera.

Dicho todo esto hay que incidir en lo más importante de todo. No hay mejor salvavidas que el sentido común. Tener claro dónde se puede correr y dónde no y, sobre todo, cuál es el límite de cada uno al volante son las mejores recetas para evitar sustos al volante. Se tenga o no experiencia o se hayan completado todos los cursos de conducción que uno quiera.