ARTÍCULOS SOYMOTOR.COM

Thomas Edison fabricó un coche eléctrico, pero Ford ganó la batalla

23/01/2022 12:00

El padre de la electricidad, Thomas Alva Edison, estuvo a punto de irrumpir en el mundo del automóvil y definirlo para siempre. Tras unos cuantos, años consiguió desarrollar un modelo funcional. Sin embargo, para aquel entonces, Ford recientemente había puesto en venta su Model T de gasolina, con el que sí que logró cambiar la industria. Había ganado la carrera hacia la revolución automovilística por unos cuantos meses.

 

Nadie tendrá ningún reparo en reconocer que Thomas Edison ha sido uno de los genios más importantes de la historia reciente. A él le debemos invenciones desde la bombilla incandescente hasta las películas de cine, tan solo dos ejemplos de las más de 1.000 patentes que tuvo registradas a su nombre, entre las que se encontraba la que hoy nos ocupa.

A finales del siglo XIX, concretamente en 1895, y ya lanzado el primer modelo de automóvil funcional, Edison se entera de que uno de sus más queridos discípulos ha comenzado a idear el desarrollo de un automóvil a gasolina. Este discípulo no era otro que Henry Ford I.

Más tarde, en 1899, y viendo la importancia adquirida y potencial del vehículo autopropulsado, apuesta a que el uso de una unidad de potencia eléctrica alimentada por batería sería ''más económica'' que la propia gasolina, que crecía cada vez más en popularidad. Por supuesto, por aquellos años, el asunto medioambiental brillaba por su absoluta ausencia.

Para crear un modelo práctico a partir de su idea, el proyecto resultante debía fundamentarse en los siguientes requisitos: debía producir suficiente energía para poder recorrer largas distancias, así como ser lo suficientemente ligera como para permitir el movimiento de todo el conjunto. La batería tendría que tener una vida útil mayor a las existentes por aquel entonces y, por supuesto, ser recargable. Comprobamos curiosamente que estas necesidades no han cambiado en más de 120 años.

Desgraciadamente para el inventor, el desarrollo de esta batería le llevó nada menos que 10 años, pues tuvo que idear un nueva clase, las famosas pilas alcalinas. Hasta entonces ya se habían utilizado las de ácido y plomo, pero eran demasiado pesadas, peligrosas y menos duraderas.

La otra gran pega era el precio, pues al contrario de lo que vaticinó Edison, esta nueva batería era tremendamente cara para su cometido. Para empeorar aún más las cosas, su compañero y amigo Henry Ford consiguió introducir en el mercado el Model T justo un año antes. Su concepción barata y de gran calidad terminó por decantar la balanza en el primer envite entre la electricidad y la gasolina, y forjar el paradigma de lo que hoy conocemos por 'automovilismo' durante más de un siglo.

No fue hasta dos años después que Thomas Edison tuvo perfeccionada su invención y, para 1912, construyó tres ejemplares de su automóvil eléctrico, el cual nunca pasó a producción. Quedó claro que las pilas alcalinas podían ser extremadamente útiles en muchos cometidos, pero no para impulsar un vehículo.

Edison y Ford, no obstante, fueron grandes amigos hasta el fallecimiento del primero en octubre de 1931. Su contribución a la automoción ha sido innegable y por ello, fue introducido en el Salón de la Fama de la Automoción nada menos que en 1969. No menos innegable es el hecho de reconocerle como el pionero de la automoción eléctrica, que más de 100 años después se ha puesto a seguir los pasos que el genio marcó a comienzos del siglo XX. Y, como detalle romántico final, en Ford quisieron homenajear al gran amigo de su fundador y bautizaron a su departamento de desarrollo de coches eléctricos como el ''Equipo Edison''.