Solo: la esperanza de la industria automotriz británica de los años 80, Parte II

El lanzamiento del Toyota MR2 había caído como un jarro de agua fría para el equipo de desarrollo del Panther Solo. Otra marca, muchísimo más adelantada, grande y pudiente, se les había adelantado y les había robado el pastel, por lo que decidieron no darse por vencidos y apuntar a un segmento del mercado mayor, pero más exigente.

El Solo 2 no partiría de una hoja en blanco aunque el concepto diera dos pasos hacia arriba: los colegas de Ford habían quedado impresionados con el proyecto, por lo que no dudaron en ofrecer al equipo de Panther la mecánica de uno de sus coches estrella, el Ford Sierra RS Cosworth.

En la base de Panther, Len Bailey rediseñó el chasis para hacerlo 10 centímetros más largo, de cara a acomodar no solo dos plazas extra, sino para hacer sitio al sistema de tracción a las cuatro ruedas. Porque sí, este vehículo estaba llamado a ser el primer deportivo de motor central con tracción integral.

Pero aquel no era el único punto llamado a ser pionero y revolucionario, pues se consideró fabricar el chasis enteramente en composite trabajando en colaboración con una subsidiaria del icónico equipo March, experta en el tema. Sin embargo, ésto resultaba demasiado costoso tanto económicamente como el tiempo, por lo que decidieron fabricar un chasis monocasco de aluminio y resina epoxi reforzado con fibra de vidrio. La carrocería sería hecha de kevlar.

La transmisión, en lugar de ser de Ford, se compraba a Borg Warner, mientras que la caja de transferencia fue diseñada por la propia Panther. En cuanto a la suspensión, en esta ocasión se reucrriría a un esquema de doble horquilla en el eje delantero y de tipo McPherson en el trasero.

Exteriormente la carrocería adoptó un estilo visual completamente distinto, con una carrocería cerrada convencional, un alerón trasero de generosas dimensiones y unos faros escamoteables de movimiento rotatorio.

Por desgracia, la ambición del proyecto fue la que cavó la tumba del mismo. Los constantes retrasos minaban la confianza de los compradores, y los pedidos en firme se cancelaban con el paso de los meses. Las 600 unidades anuales que sus responsables habían prometido con la revelación del proyecto eran cada día más inverosímiles.

Para añadir más leña al fuego, el inversor coreano que capitaneó esta revolución se vio forzado a vender el 80% de la marca Panther tras dilapidar gran parte de su capital. El nuevo comprador, una subsidiaria de Ssangyong, redujo las expectativas de Panther y cerró el grifo de la innovación.

El Solo 2, no obstante, ¡siguió adelante con la premisa de vender más unidades de las originalmente planeadas! Todo para convertirlo en un proyecto rentable, pero es fácil de comprobar que las cuentas no salían por ningún sitio. Incluso mandaron a su propio equipo de ingenieros coreanos.

A mediados de 1988, el caos en el equipo era tal que Ken Greenley, diseñador de la carrocería, tomó la posición de director del proyecto para reorganizarlo y poder sacarlo adelante. No fue hasta julio de 1989 cuando las primeras unidades comenzaron a ser preparadas para los clientes... pero a qué precio, literalmente. Éste se había elevado casi 12.000 libras de la época desde que fuera desvelado aún como prototipo en 1987.

Ello tuvo sus repercusiones, pues de los 125 pedidos que se realizaron en 1987, tan solo permanecieron en firme 13 a comienzos de los 90. Éstos fueron entregados entre mediados de 1990 hasta comienzos de 1991, cuando se canceló definitivamente la producción.

El proyecto Solo tuvo, no obstante, un último paso, pues se fabricó en tercer prototipo con un motor Rover V8 -más acorde a los estándares que se buscaban de deportivo de altas prestaciones- que fue enviado casi inmediatamente a los cuarteles de Corea cuando se cerró la factoría de Panther.

Por suerte para la industria automotriz británica, ésta ya había buscado y encontrado su esperanza en otros lugares, ya que por aquel entonces aparecían modelos de la talla del Jaguar XJ220 y comenzaba la gestación asimismo del por muchos considerado mejor deportivo de la historia, el McLaren F1.