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'Muito obrigado', Carlos

18/01/2020 10:30

No nos hemos vuelto locos. Tampoco hemos adoptado el portugués como idioma oficial. La expresión 'muito obrigado', como la mayoría de nuestros lectores sabrán, significa 'muchas gracias' si lo traducimos al castellano, y no se me ocurre mejor manera de resumir la actuación que ha llevado a cabo Carlos Sainz –también Lucas Cruz, por supuesto– en el Dakar.

 

 

57 primaveras tiene, y parece un 'chavea', como dicen en mi tierra. Bien es cierto que detrás de todo esto no hay ningún secreto, pues la preparación física y mental de Carlos a lo largo del año ha sido más que exhaustiva, en especial durante los últimos meses previos al rally más duro del mundo.

Llegó a Arabia Saudí hecho 'un toro', con un único objetivo en mente: ganar. Avisó… y cumplió. Con creces además. Más de 7.800 kilómetros después –alrededor de 5.000 kilómetros en calidad de especial–, tras una infinidad de dunas, rocas, saltos y todo tipo de trampas, el madrileño ha reclamado su tercer Dakar. Y lo mejor de todo, con la tercera marca diferente: primero con Volkswagen, después con Peugeot y esta vez con Mini.

En la categoría de coches sólo hay otros dos pilotos que han logrado esta gesta. Dos 'viejos conocidos', por cierto: Stéphane Peterhansel y Nasser Al-Attiyah. El francés, en realidad, ha levantado el touareg con cuatro marcas, si sumamos los seis triunfos que cosechó con Yamaha cuando aún se dedicaba a las motos. Edi Orioli también lo ha conseguido en dos ruedas con tres formaciones diferentes –Honda, Cagiva y Yamaha–, pero ésa es otra historia.

Es cierto que hay otros dos pilotos, René Metge y Ari Vatanen, que han triunfado con tres coches diferentes. El francés ganó con un Range Rover, con un Porsche 911 y con un Porsche 959; el finlandés, que comenzó a mirar más allá del Mundial de Rallies a raíz de su fortísimo accidente en el Rally de Argentina 1985, lo hizo con un Peugeot 205 T16, un Peugeot 405 T16 y un Citroën ZX.

Coches diferentes, no marcas diferentes. En ese selecto grupo, como decía, sólo están Carlos Sainz, Stéphane Peterhansel y Nasser Al-Attiyah. Para más inri, el madrileño, además de igualar al catarí en número de títulos logrados, ha conseguido superarlo en el ámbito de las victorias de etapa –36 para Sainz y 35 para Al-Attiyah– gracias a su excelente rendimiento.

No ha sido un Dakar fácil. La primera edición en Arabia Saudí ha sido durísima, de muchos pinchazos y averías mecánicas –incluso varios incendios–. También en el apartado personal, por el desafortunado deceso de Paulo Gonçalves. Sin embargo, nada de ello ha supuesto ningún problema para un Sainz que parece estar inmerso en una eterna juventud.

El madrileño llegó, vio y venció. Las dos primeras etapas, en modo conservador; a partir de la tercera, sin contemplaciones, se aupó hasta lo más alto de la clasificación general y nadie consiguió bajarlo. Hachazo cuando era menester… pero también sabiendo nadar y guardar la ropa cuando era necesario.

Cuando tocaba abrir pista minimizaba daños y cuando era el turno de apretar nadie podía con él. De hecho, al término de la novena etapa, toda la renta que había labrado durante la primera semana se esfumó –Al-Attiyah se colocó a 24 segundos en la general–. Fue ahí cuando sacó la 'garra' y arrasó al día siguiente para volver a abrir una diferencia superior a los 18 minutos. Simplemente, Matador. 

Todo esto, recordemos, con 57 años. Como dije unos días atrás, empiezo a creer que ha hecho un pacto con el mismo diablo. Este año, más adelante, se cumplirán 30 años desde que consiguió alzar su primer título de campeón del mundo de rallies –de la mano de Luis Moya y Toyota, en 1990–. ¡30 años! Se dice pronto, pero algunos nos conformamos con llegar la mitad de bien que él a su edad.

¿Hasta cuándo durará? Sólo el propio Carlos lo sabe. Decía Luis Moya recientemente que si Sainz quiere correr hasta los 75 años, lo hará. Y tengan por seguro que, si se lo plantea, llegaría en plenas condiciones para pelear en lo más alto. Porque el motor más potente de todos es la ilusión, y en ese sentido Sainz va sobrado.

Por supuesto, algún día el bicampeón del mundo de rallies decidirá colgar el mono. Es inevitable, por mucho que nos duela. Pero hasta entonces, gracias por hacernos disfrutar de los deportes de motor y, sobre todo, gracias por ser una verdadera inspiración y un ejemplo para todos nosotros. 'Muito obrigado', Carlos.

 

Dedicado a Paulo Gonçalves.