El volante del Audi Q4 e-tron será pionero en su clase

La historia del volante es larga pero sin demasiados cambios de concepto. Desde grandes circunferencias derivadas de la ausencia de la dirección asistida hasta volantes achatados como los del i-cockpit de Peugeot o el futurista diseño del nuevo Tesla Model S.

La moda de colocar mandos y botones en este elemento data de la década de los años 60, cuando el espacio de la consola central comenzaba a quedarse algo pequeño para todas las funciones que podían proporcionar los vehículos ya por aquel entonces. Una manera, además, de acercar todavía más estas funciones a las manos del conductor. Actualmente, los botones presentes en los volantes pueden estar incluso personalizados al gusto del conductor.

Desde la marca de los cuatro aros se enorgullecen de que sus volantes permiten una precisión milimétrica a la hora de afrontar una sección de curvas y que son mínimos movimientos de muñeca se consigue dirigir el coche por la trazada deseada incluso a altas velocidades. Destacan de gran importancia también el 'feedback' mostrado por éste, para que el conductor pueda percibir, por ejemplo, el momento en que comienza a aparecer el subviraje.

En el caso del Q4 e-tron presentado hace escasos meses, la firma va un paso más allá. Al refinado tacto de conducción se le añadirá un volante que va un paso más allá en términos de tecnología y ergonomía. En conjunto ofrecerá hasta 18 funciones distintas al alcance de los dedos del conductor, pero no será a través de botones físicos sino de pantallas táctiles integradas en los radios del mismo.

Éstas, cuando no están en uso, presentan una superficie oscura que se funde con el propio color del volante para presentar un aspecto más íntegro y limpio a ojos del observador. Además, el coche será capaz de detectar las funciones más utilizadas y dará mejor acceso a ellas conforme su uso. El volante en sí tiene un diámetro de 375 milímetros, una escala que la firma considera perfecta para la conducción y que aplica a todos sus modelos.

En aras de crear una sensación más tecnológica, la parte superior e inferior están achatadas, algo que según los diseñadores ayuda también a adaptarse mejor al contorno de la mano. Aunque lo realmente remarcable es que el volante en sí está descentrado 7,5 milímetros hacia arriba con respecto al cubo del volante, es decir, en la unión de éste con la columna de dirección. Este factor, que Audi llama ''Axial Offset'', permite una mejor legibilidad del cuadro de mandos así como mayor facilidad para la entrada y salida del puesto de conducción.

Por último, también contará con detección de manos. De esta manera, el coche percibe la cantidad de presión que el conductor ejerce sobre el volante y ajusta las ayudas a la conducción en concordancia. En este sentido, también se ha cuidado al máximo el tacto que ofrece el volante al tacto. El aro tiene un diámetro de entre 30 y 36 milímetros —el mínimo para poder acomodar el sistema de detección capacitiva— y está forrado internamente con una doble capa de espuma.

El Audi Q4 ha comenzado sus primeras entregas en el mes de junio, a un precio de partida que comienza en los 44.460 euros sin aplicar posibles descuentos.