Delorean DMC–12: el motor adecuado para el icono de los 80

Para muchos, incluido para el que escribe, es el vehículo más icónico de la historia del cine. El Delorean DMC–12, nomenclatura con la que llegó a las calles, no se propulsaba gracias al plutonio ni con un condensador de ''fluzo'', en el mundo real, el coche utilizaba un motor V6 desarrollado en una colaboración llevada a cabo por Peugeot, Renault y Volvo. Inicialmente, el DMC–12 se concibió para ser un excitante deportivo biplaza con puertas de estilo ''alas de gaviota'' y motor central, nada menos. No obstante, las restricciones de dinero y diseño obligaron a replantearse estas características, entre ellas la mecánica. Había que apretarse el cinturón, por lo que el motor fue una evolución del V6 de 2.7 litros utilizado en el Renault 30 fabricado entre 1975 y 1983, en cuyo desarrollo habían participado la francesa Peugeot y la sueca Volvo. En un acuerdo exclusivo con la Delorean Motor Company, se decidió por realizar una evolución para el modelo de esta última. Principalmente, la cilindrada se aumentó hasta los 2.85 litros, lo que dejaba las cifras en unos meros 130 caballos y 220 Newton metro, unos números discretos tanto para un automóvil con pretensiones deportivas de la época como en comparación con sus hermanos de motor, que podían erogar más de 150 caballos. La potencia era transmitida a las ruedas traseras vía una transmisión manual de cinco velocidades desarrollada también por esta asociación o una automática de tres.

Sí, tanto sus responsables como la clientela sabían que estas cifras podían mejorar. Por 7.000 euros menos, podías hacerte con los servicios de un Corvette de cerca de 200 caballos, motor V8 y capaz de hacer el 0–100 kilómetros/hora en casi dos segundos menos. Es por ello que la propia Delorean Motor Company contactó con el preparador Legend Industries para encomendarle el desarrollo de una variante turboalimentada, tarea que completaron mediante la colocación de dos turbos IHI RHB52 y sendos intercoolers. El experimento funcionó, con una velocidad punta de 240 kilómetros/hora y una aceleración de 0–100 kilómetros/hora reducida hasta los 5,8 segundos. Los planes eran ofrecer este paquete por algo más de 5.000 euros para el modelo de 1984, pero desafortunadamente la compañía cayó en desgracia antes de verlo llevado a producción.

Pero no estuvo todo perdido, algunas empresas externas a la compañía decidieron llevar a cabo sus propios kits de potenciación. Una de ellas fue 'BAE'. Con su modificación, aseguraban incrementar la potencia del motor en un 50%  –hasta casi los 200 caballos– y, gracias a su baja presión de soplado, no ponían en peligro la mecánica del mismo. Prometían además que la instalación solo llevaba ''un fin de semana'', a pesar de tener que montar un sistema de escape nuevo.

No se sabe a ciencia cierta los modelos que se modificaron mediante este kit, pero lo cierto es que los que existen están bastante más cotizados incluso que los ejemplares originales. Una de estas unidades fue vendida a principios de año por 38.000 euros en Arizona, Estados Unidos.