Alonso, una cuenta pendiente con Indianápolis: ¿a la tercera irá la vencida?

Alonso decidió explorar horizontes nuevos más allá de la Fórmula 1 con las 500 Millas de Indianápolis en 2017. Un primer paso a todo el proceso de diversificación que ha vivido en los últimos tres años. El anuncio sorprendió a todo el mundo y algunos incluso lo calificaron de disparate por su nula experiencia en los circuitos ovales.

Después de varios test privados, la expectación era máxima. El bicampeón del Gran Circo aterrizaba en un terreno totalmente desconocido y lo hacía en una temporada mentalmente muy dura por el estancamiento del motor Honda en Fórmula 1. Además de esto, Alonso se perdió el GP de Mónaco de 2017, a priori uno de los más favorables para un MCL32 muy mermado.

Contra todo pronóstico, fue llegar y besar el santo. El ovetense completó los entrenamientos de Indianápolis con buenas sensaciones y clasificó en séptima posición el sábado para entrar en el 'Fast 9'. Dentro de este prestigioso grupo, logró mejorar dos puestos más para salir en quinto lugar en carrera. El español se postuló como uno de los candidatos para hacerse con la victoria y el público estadounidense se volcó con él.

Llegó el día de la carrera. Nervios, las gradas llenas, calor, y toda una ceremonia tradicional y emocionante antes del famoso: 'Gentlemen, start your engines!'. La leche esperaba al vencedor y Alonso ya tenía al trofeo Borg Warner en la retina de sus ojos, tiempo antes de aterrizar en Indianápolis. Cuando se dio el banderazo verde, pocos esperaban ver al español con tanta garra y determinación ante gigantes de la categoría estadounidense.

Alonso se colocó líder después de rodar junto al grupo de la cabeza. El asturiano llegó a completar 27 giros al frente de la parrilla. Sin embargo, su mayor pesadilla en Fórmula 1 se repetió en una categoría completamente diferente. El motor Honda dijo 'basta' a falta de 21 vueltas para el final de la carrera, cuando se esperaba que el español diera el último aliento por la victoria. La mala suerte volvía a cebarse con Fernando en un momento clave. 

El público estadounidense supo reconocer a la perfección el trabajo de Alonso durante todo el fin de semana, con una ovación muy sonora que el propio piloto aplaudió. El cariño y el calor de la gente fue una victoria fuera de la pista y un motivo de peso para que el asturiano decidiera volver a intentarlo en el futuro.

© Sutton Images

McLaren rompió con Honda en F1 al final de 2017 después de tres años desastrosos. Alonso quiso dar otro paso, esta vez hacia el Mundial de Resistencia junto a Toyota para disputar la temporada completa y las 24 Horas de Le Mans. Combinó todo esto con un último año en Fórmula 1 de la mano de los de Woking, pero esta vez con Renault. Eso sí, con poco éxito a pesar de dar un pequeño salto a principios de campaña.

Entonces llegó el momento de regresar a Indianápolis tras un año lleno de competición. Alonso y McLaren prepararon un proyecto conjunto para correr en las 500 Millas de Indianápolis 2019. Los de Woking recibieron el apoyo de Carlin Racing para desembarcar en suelo estadounidense con buen sabor de boca. No obstante, el equipo y la preparación del coche dejaron mucho que desear.

'Desastre' es quizás la mejor palabra para calificar este intento de McLaren por llevar a Alonso hacia la Triple Corona. El coche no estaba listo, sufrió numerosos problemas mecánicos y para colmo, el asturiano tuvo un aparatoso accidente durante los entrenamientos, que le hicieron perder casi dos días de rodaje muy valiosos.

Con todo esto, las cosas hacían presagiar el peor de los desenlaces para Alonso en la 103ª edición de las 500 Millas de Indianápolis. El asturiano no entró dentro del Top 30 de la clasificación y se la jugó todo a una última bala en el 'Last Row Shootout' donde, a pesar de pisar el acelerador a fondo, vio cómo Kyle Kaiser de Juncos mandaba a Alonso y McLaren de vuelta a casa incluso antes de la carrera.

El español se mostró muy enfadado con el equipo por la poca preparación antes de una carrera histórica y de enorme prestigioso como las 500 Millas. Gil de Ferran y Zak Brown tuvieron que defender al piloto y hacer autocrítica por la bochornosa imagen que dieron al mundo del automovilismo. La mentalidad de superación de McLaren ha hecho que vayan a competir en la temporada completa de IndyCar 2020, en alianza con Schmidt Peterson Motorsports, con Patricio O'Ward y Oliver Askew.

© McLaren

Alonso, que ya no está vinculado a McLaren, volverá a falta de sorpresas a Indianápolis con Andretti y Honda a pesar de los malos recuerdos con el motor de los nipones. Una opción muy sensata y que le asegura calidad de primera mano. El asturiano ya anticipó tras el fiasco de McLaren que se decantaría por la alternativa más competitiva para hacerse con la Triple Corona de una vez por todas.

Como ya sabemos, las 500 Millas de Indianápolis es una carrera donde la suerte es un factor clave. Obviamente, hay que ser muy rápido y tener una mente muy calculadora, pero un giro de acontecimientos puede relegarte de la primera a la última posición o a la inversa. Alonso lo sabe y por ello, se ha asegurado un arma competitiva para no tener que preocuparse de agentes externos.

El primer paso ya está dado. El español ya cuenta con dos participaciones de experiencia a su espalda y lo que es quizás más importante, un mayor hambre de triunfo después de dos intentos fallidos. Ahora más que nunca, hay motivos para creer que sí se cumplirá el famoso dicho de "A la tercera va la vencida".