El preenésimocalendario provisional de la Fórmula 1, con sólo una fecha temprana, la del Gran Premio de Austria, confirmada, nos presenta un cambio interesante motivado por motivos logísticos: la agrupación de pruebas por zonas geográficas.
El DTM afrontará este año la que será su última temporada, al menos tal como lo conocemos ahora… salvo un más que improbable milagro. Es una pésima noticia, no sólo porque era una serie de gran nivel, sino una de las pocas series totalmente profesionales del panorama automovilístico. Algo así como un ‘Elefante Sagrado’.
La F1 espera –cruza los dedos– reactivarse en julio con las carreras en Red Bull Ring y Silverstone. Carreras dobles, en fines de semana consecutivos, y a puerta cerrada, con los ‘pases’ de los equipos reducidos al máximo para evitar que se junten más de 2.000 personas en el paddock y con la prensa reducida a la televisión oficial y quizás alguna gran cadena, que por eso paga.
Vision Automobiles Paris quiere ocupar el Garaje 56 de Le Mans en 2023. Su idea es un concepto de hypercar cuya innovación estará en el combustible ya que utilizará biometano líquido para alimentar su motor térmico.
Los organizadores de Le Mans esperan como agua de mayo que Ferrari considere la posibilidad de diversificar su presencia en el deporte más allá de la F1 y de los GT para clientes. Sobre todo, si como defienden Roberto Chinchero y Alberto Antonini, profundamente conocedores de las interioridades de Maranello –especialmente Alberto, que durante tres años ha sido el responsable de prensa de F1 de los rojos–, la elección del Cavallino, llegado el caso, es un Hypercar, un coche según las nuevas reglas LMH.
Ferrari lamenta la malinterpretación de las palabras de Mattia Binotto y afirma que el jefe nunca mencionó una posible marcha de la Fórmula 1. Explica que si se restringe más el techo presupuestario, debería buscar alternativas para mostrar su ADN, pero que ello es compatible con seguir en la F1.
¿Recuperar la actividad o renovar, por no decir refundar o reinventar, la actividad? Éste es el dilema, ésta es la cuestión, la gran cuestión que se está planteando en todos los ámbitos y que también debe –o debería– plantearse las competiciones del motor.
¿Está dispuesta Ferrari a dejar la Fórmula 1? Esta amenaza, que da pánico a dirigentes y aficionados, ha vuelto. Es lo que ha dicho Mattia Binotto en una entrevista a The Guardian, firmada por Giles Richards.
¿La Fórmula 1 futura será la F1 de los contables? Tal y como se van filtrando medidas sobre el control presupuestario, los hándicaps de túnel de viento y las piezas de suministradores, me temo que así será y los abogados, economistas y contables tendrán mucho que decir en lo que sí se puede hacer y en lo que no se puede.
McLaren tiene a sus dos pilotos, Carlos Sainz y Lando Norris, que terminan contrato este año. Zak Brown y Andreas Seidl ya han establecido conversaciones con el madrileño como su prioridad. De forma paralela, Carlos figura en la corta lista de Ferrari como posible sustituto de Sebastian Vettel si este no se pliega a las condiciones que le ha ofrecido en la Scuderia y que el entorno del alemán ha calificado como "broma", pero que son más serias de lo que parece. Esto es lo que hay:
