Las reglas de F1 2026 o cuando el sueño de la razón produce monstruos

El título del cuadro es claro: “El sueño de la razón produce monstruos”. Y la imagen bien pudiera ser la del redactor de las reglas 2026 de F1 abrumado por lo que debe poner en blanco y negro sobre un papel.

A menos de dos años de la entrada en vigor de una reglamentación totalmente nueva, radicalmente nueva, en la F1, todavía hay demasiadas cosas en el aire. 

Y no nos referimos solamente a los detalles, sino a cuestiones clave, desde el motor a la aerodinámica. Entre ‘cálculos optimistas’ y el intento de ‘consensuar’ entre todos unas reglas, al final se llega a unas regulaciones, complicadas, ininteligibles y a la postre caras.

En ocasiones parece como si confunden la dirección a seguir con el objetivo a alcanzar de inmediato y por el camino más corto. En la práctica no siempre el camino más corto es el mejor, ni el más rápido ni el más eficaz.

Lo estamos viendo con estas reglas tanto por lo que concierne a los motores como a la aerodinámica. 

En el primer caso, el objetivo 50/50 entre potencia térmica y eléctricas parece complicado de alcanzar  y los vericuetos reglamentarios para intentar sean factibles acaban dando origen a complicaciones malsanas.

En el segundo, el que parecía más sencillo, han aparecido las primeras complicaciones desde que se han hecho las primeras simulaciones.

Urge encontrar las reglas. Quedan apenas ocho meses para que los primeros proyectos 2026 cobren vida en el túnel de viento. Pero para llegar a eso hay un gran trabajo por delante.

Y sobre todo que el reglamento no produzca monstruos. Esta claro. Un ‘power point’ lo aguanta todo. Pero después viene la realidad para desmontarlo.