Un Midget en la parrilla de F1 o la aventura de Rodger Ward en el GP de Estados Unidos 1959

En F1, sobre todo en sus primeros años, se vieron muchos sueños artesanales en pista. Desde F3 con motor potenciado, hasta F2 para hacer relleno de parrillas, incluso recurrir a motores de serie o de coches poco potentes de procedencia muy peregrina. Pero ninguno tan extraño como un ¡Midget!

Ward era una de las grandes estrellas de la F-USAC, que así se denominaba entonces el campeonato de la IndyCar. En 1958 por fin ganó las 500 Millas de Indianápolis a un promedio alucinante para la época, 218 kilómetros/hora con su Watson-Offenhauser. Es cierto, en aquella edición no corrió ningún piloto de F1 en las 500 Millas; sus coches no podían presentar batalla a los monstruos americanos pensados para un oval y además con unas reglas que les permitían motores más potentes, pero eso era lo normal en los 50.

Animado por este resultado, Rodger se alineó en el GP de Estados Unidos, la carrera final de la temporada, que se disputaba en Sebring, sobre un trazado de 8,369 kilómetros. Ward eligió su Kurtiss Kraft Offenhauser con toda la ilusión del mundo, pero el coche fue decepcionante. En la clasificación quedaron muy claras las limitaciones del coche elegido y Ward concedió nada menos que ¡44 segundos! (43''8 exactamente) al Poleman, Stirling Moss, con uno de los pequeños y ágiles Cooper-Climax.

A nadie le extrañó mucho. Ward, que era además una estrella de los Midgets, categoría popularísima incluso hoy en día en USA, pensó que su Midget era adecuado para esta aventura… después de todo años atrás no era inhabitual ver algún Midget en carreras USAC.

Ward hizo algunos pequeños cambios en el coche. De entrada, neumáticos de asfalto, claro. Después se preocupó de la dirección porque los Midgets sólo corrían en ovales, girando siempre a la izquierda y en Sebring debía poder girar hacia ambos lados, lo que le llevó a cambios en la dirección. Además, debió adaptar el motor, un Offenharser de 1.7 litros típico de los Midgets, para que funcionara con gasolina en lugar de metanol; ciertamente mucho menos potente que los motores 2.5 litros de los F1.

"Sabía que llevar un Midget a Sebring era perder el tiempo si lo que quieres es ganar la carrera. Pero tras ganar en Lime Rock a muchos sports quería probar correr con un Midget en más circuitos ruteros", dijo después Ward, que lucía el número 1 en su coche. En aquella época los organizadores de cada GP otorgaban los números según su propio criterio y Ward, estrella USA y ganador de las 500 Millas de ese año, era el piloto más conocido por los aficionados.

Pese a la ‘paliza’ de la clasificación, Ward no ignoraba que las carreras de F1 en aquel tiempo arrojaban resultados sorprendentes y decidió intentarlo. No le faltó cierta razón. Salieron 19 coches y poco antes de media carrea, pese a que había sido doblado dos veces, era 8º cuando el embrague dijo basta.

Un detalle, aunque el crono de clasificación de Ward fue del 122% del de la Pole –se tardaban más de tres minutos en completar la vuelta–, no es el menor promedio de la historia en la parrilla. Ottorino Volpini clasificó en el GP de Alemania de 1956 –en Nürburgring, sobre los 22,8 kilómetros– a 4'26'' de la Pole… En porcentaje, un 144% más lento que Fangio y hubiera acabado 6º de no ser porque al acabar a seis vueltas fue considerado no clasificado… pero ésta es otra historia.