¿Por qué Alonso se va y Räikkönen se queda?

Ahora muchos se preguntan las razones por las que Alonso ha preferido dejar McLaren pese al contrato que tenía encima de la mesa y Kimi ha aceptado el 'retroceso' a Sauber, el equipo con el que debutó en 2001, cuando se saltó directamente la Fórmula Renault. Ambos llegaron en el mismo año.

Para Liberty es una buena noticia. Significa que habrá al menos tres campeones del mundo en parrilla: Lewis Hamilton, Sebastian Vettel y Kimi Räikkönen. Para la Fórmula 1 ya fue un drama perder a Nico Rosberg, con el título recién conquistado en el bolsillo. Y perder a otros dos campeones en un mismo año, dos de los pilotos más carismáticos de la parrilla –uno por sus declaraciones y su gancho, el otro precisamente por resultar hiératico y casi mudo– era casi un torpedo en la línea de flotación.

¿Pero por qué Fernando se va y Kimi se queda? Para muchos es algo inconcebible… pero responde a una lógica perfecta. Como respondía a ella la decisión de Rosberg de retirarse: había sido campeón, tenía dinero, otros intereses y, desde luego, estaba harto de las presiones y de la batalla interna con Hamilton.

Para Fernando, la competición es su vida. Competición son peleas, victorias… y ya no veía esa posibilidad en la Fórmula 1. Para Kimi, la categoría reina es el lugar en el que quisiera vivir… si no existiera eso que se llama paddock.

La marcha de Fernando Alonso estaba cantada. Todavía es uno de los tres mejores de la parrilla, todavía tiene ambición… Su objetivo es ser el más grande y, ya que eso parece inalcanzable en la Fórmula 1, busca otra vía para llegar a la cima: la 'triple doble corona'. Los tres títulos de tres grandes categorías –Fórmula 1, WEC e IndyCar– y la victoria en la carrera más emblemática de cada una de ellas.

Para el asturiano, la competición lo es todo. Quiere luchar y quiere ganar. Quizás puede aceptar la derrota, pero no el fracaso. Y llevaba tiempo sin poder jugar el papel que se ha asignado y que los aficionados le otorgan.

Se aferró a McLaren como última oportunidad. Volvió al equipo del que salió corriendo en 2007 tras un enfrentamiento interno como jamás se vio en la Fórmula 1, uno que costó mucho dinero y prestigio a McLaren, y a Fernando su tercera corona. Y, en cierta manera, su carrera deportiva en la Fórmula 1. Si ambos se volvieron a unir en 2015 fue sólo porque las dos partes estaban casi desesperadas por volver a ganar. Pensaron que juntos podrían conseguirlo con el apoyo de Honda.

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Alonso ha mirado a su alrededor. Todos reconocen que es el mejor o uno de los tres mejores… pero nadie le ofrece un asiento que le permita luchar. Ni Ferrari ni Mercedes le quieren, tampoco Red Bull. En otras palabras: no hay asiento ganador a la vista. La reconstrucción de McLaren llevará tres o cuatro años más. La de Renault, más o menos lo mismo. Demasiado tiempo.

¿Qué ha sucedido para que los equipos de Fórmula 1 no lo quieran? Son legión los que se hacen esta pregunta y mucho se ha dicho al respecto en estos últimos días. Resulta difícil de entender cómo un bicampeón no tiene quien le quiera.

Pero esta situación también ha desatado las lenguas del paddock. Desde que emponzoña las relaciones internas de sus equipos hasta que ha llegado a esta situación por errores. Desde quien ha dicho que Fernando es magnífico al volante, pero que le faltan otras cosas. Incluso hay quien le reprocha anteponer sus intereses a los del equipo o enviar demasiados recados a través de la prensa. Desde que anunció que se iba, las críticas se han vuelto cada vez más ácidas.

Lo que le pasa a Alonso por la cabeza no es ningún misterio. Los equipos que a él le interesan le cierran la puerta. Y los que se la dejan abierta no le atraen. Ve que el camino hacia la victoria está cerrado en la Fórmula 1, pero que en otras competiciones lo esperan con los brazos abiertos. Se siente querido por el WEC y deseado por la IndyCar.

Para Kimi, la cuestión es otra. Quiere correr. Simplemente correr. No se trata de hacer caja en sus dos últimas temporadas, sino de correr. Hace años existía la creencia en los rallies de que los pilotos finlandeses no necesitaban ganar para ser felices, que les bastaba saber que habían sacado el máximo partido al coche.

Posiblemente eso vale por Kimi, como también ha valido para Rubens Barrichello, que está en los Stock-cars brasileños, o para Felipe Massa, que se ha apuntado a la Fórmula E. Es verdad que hay varios expilotos de Fórmula 1 en el WEC o la Fórmula E, pero no se trata de pilotos que estén al 'final de su carrera', sino de talentos a los que el 'perverso' sistema de la Fórmula 1 les dejó sin volante ni oportunidad en sus circuitos.

Kimi no ha dudado en competir en motos de nieve durante sus vacaciones, incluso parece que ha hecho alguna incursión en motos de agua. Y cuando Ferrari decidió prescindir de él en 2010 para darle su asiento a Fernando, no tuvo problemas por lanzarse al Mundial de Rallies dos temporadas como privado, incluso con su propio equipo. Y luego regresar al equipo que lo había despreciado, y junto al piloto que fue, por usar una imagen contundente, su verdugo.

Ni es vago, ni levanta el pie. Para Sauber, Kimi es un refuerzo importante. Simone Resta, el director técnico, posiblemente lo tiene muy claro. Räikkönen da en el clavo, es un excelente diagnosticador. Pedro de la Rosa me lo dijo hace tiempo: siente el coche como pocos, aunque después no sea capaz de mostrar el camino a seguir. Eso lo deja para los ingenieros.

Para Kimi, seguir dos años más en la Fórmula 1 no representa un problema insoluble, aunque sea sin posibilidades de ganar. Para Fernando, esa posibilidad que, en todo caso, para más tarde, mucho más tarde. Ahora sólo piensa en ganar, en llegar a ser considerado como el más grande. Como un campeón global.

Las decisiones de uno y otro no están ligadas. No tienen nada que ver. Pero coinciden en el tiempo. Por eso el morbo y las preguntas. Y, en realidad, se trata de una elección muy simple: ¿Quieres ganar o quieres correr?

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