Mujeres pioneras: Anne Delfosse, la mecánica de Fangio

Es cierto. Hoy ya no nos asombra –aunque nos sigue llamando la atención– el ver a una mecánica de F1, incluso ingeniera de un equipo. Pero está claro que a finales de los '40 y principios de los '50 era algo impensable, y que podía suscitar críticas por todas partes.

Delfosse nació en Argentina, en la Patagonia, aunque su familia se trasladó a Balcarce donde tenían una granja dedicada preferentemente a la cría de ovejas. Un día Fangio pasó cerca de su casa entrenando una carrera que pasaba por allí y Anne quedó seducida por la competición. Tanto que día tras día se le podía ver con la cara pegada a los cristales del concesionario GM de Fangio; impensable por entonces que una mujer trabajara en un taller.

Pero fue en 1947, en una carrera, cuando el equipo de Fangio, que tenía un problema, la descubrió entre los espectadores y le pidió ayuda. Ese mismo día quedó, con disgusto de su padre, integrada en el equipo como mecánico y relaciones públicas, y acompañó a Fangio en su aventura europea.

Los que la conocieron la describen como una persona sonriente, educada, amable, de buen humor, siempre optimista convencida de que las adversidades se superan. Pero también independiente y obstinada, convencida de que todo lo que podía hacer un hombre "también yo acabaré haciendo".

Fangio le presentó a Kurt Delfosse, un piloto alemán al que había fichado, cuando para solucionar un problema en su auto 'le prestó' a Anne como mecánica. Ambos se casaron en 1955 y se retiraron de las carreras para abrir un taller en Buenos Aires que preparaba Porsche 'a medida' del cliente.

Dicen que en la Nascar negaron el trofeo al primer piloto negro que ganó una competición. Los oficiales de carrera pusieron mil pretextos para celebrar la ceremonia y esperaron a que el circuito se hubiera vaciado para entregarle la copa. A Anne le sucedió lo mismo en Argentina: ganó una carrera y los promotores se negaron a enregarle la copa; ésta apareció años después en el coche de su marido, alguien la había dejado discretamente allí tras la carrera.

Ambos compitieron en carreras andinas de larga distancia antes de trasladarse a Estados Unidos y fundar Delfosse Racing en San Diego que, entre otras cosas, era el importador exclusivo de Bilstein en Estados Unidos. Anne corrió algunas carreras en Estados Unidos, llegó a probar el F4 que había construido su marido, pero se retiró definitivamente en 1963.

En 1977 debieron cerrar el equipo y venderlo todo, trasladándose a Ashland, pequeña población de Oregon, donde regentaron una gasolinera que Anne, ya viuda, vendió en 2011, seis años antes de su fallecimiento.

Tanto Kurt como Anne fallecieron de esclerodermia y problemas pulmonares, insinúan que consecuencia de las carreras, cuando no se tomaban muchas precauciones a la hora de manipular compuestos químicos del carburante –gasolina con plomo– y otros elementos como los asbestos y amianto de los frenos.

No hay duda. Fue una auténtica pionera.