Dejemos de hacer el to(n)to

Injustamente se ha hablado más de esto y sus imaginadas secuelas que del merecido título de Nico Rosberg. Se habla sobre si Lewis hizo bien o mal, sobre si Mercedes tomará acciones disciplinarias o 'llamará a capítulo' a su piloto, o si Lewis buscará un cambio de aires, enfadado con su equipo.

En este mismo blog he defendido la legitimiad de las órdenes de equipo. Un piloto no debe poner en peligro los objetivos de quien le paga ficha y nómina, de quien le da las armas que le hacen posible ganar. Es aquello de 'quien paga, manda'. Y por el mismo motivo, la FIA no puede prohibir las órdenes de equipo en un deporte cuya esencia básica, al menos para las marcas, es demostrar la bondad, eficacia y competitividad de sus productos, no el ser 'prisionero' de tal o cual piloto.

Pero dicho esto como principio general, hay que contar con los casos particulares y éste es uno de ellos. Entre el miedo de Mercedes de perder un doblete o la batalla de Lewis Hamilton por hacer suyo el título a mí –pese a lo que diga Jackie Stewart–, media un abismo.

No me creo, como han isinuado en Mercedes, que Hamilton al ralentizar la carrera, pusiera en peligro la victoria de Mercedes; quizás sí el doblete, pero no la victoria. Tenía bajo el acelerador reserva suficiente para escaparse una vez hubiera conseguido que Vettel y Verstappen se hubieran colando por delante de Rosberg. Lewis, si quería ser campeón, debía ganar sí o sí; si se dejaba atrapar y superar, de nada valía su táctica, por otra parte, 'bendecida' en su día por el propio Juan Manuel Fangio: "Hay que ganar corriendo lo menos posible”. Una táctica que, además, Mercedes ha usado toda la temporada; son muchos, por no decir todos, los que piensan que los coches de la estrella no han mostrado nunca su total potencial…. porque no les ha hecho falta.

Cuando Paddy Lowe –por orden o asentimiento de Toto Wolff y Niki Lauda– le pidió a Lewis que no ralentizase la carrera, indirectamente le estaba diciendo "abandona tus sueños de título y juega a favor de Rosberg". Lo que sería legítimo en caso de tener pocas o nulas posibilidades, dejaba de serlo en contexto de esta Gran Premio.

Todas las explicaciones, justificaciones o apelaciones a unos eventuales problemas mecánicos de los Mercedes, parecen destinados a justificar lo injustificable. Lo confieso, durante la carrera tuve la tentación de alargarle el nombre a Toto Wolff insertando una 'n' en el centro. Y es que todo ello no hace sino refrendar las sospechas que tienen algunos de que en Mercedes quisieran tener un campeón alemán, cambiar de nombre, dejar claro que gana Mercedes y no su piloto Lewis Hamilton… como si no estuviera perfectamente claro.

Tranquilos, que de esta no llegará la sangre al río. Hamilton sabe perfectamente que no encontrará otro lugar con garantías, no ya iguales, sino simplemente parecidas, de ganar Grandes Premios y títulos. Si existen, esos asientos están ya ocupados. Y Mercedes sabe que no encontrará otro piloto como Lewis.

La paradoja de todo ello es que la táctica de Hamilton hizo de Rosberg un gran campeón. El alemán jugó a la perfección sus cartas, soportó la presión, no cometió un error. Nico encontró en Lewis ese enemigo que hace más grandes las victorias. Y en Abu Dabi pasó del papel de un campeón gris, casi impuesto por razones políticas o de markenting, a un auténtico campeón. Y eso vale mucho más, para el piloto y para Mercedes, que la indisciplina de Lewis.