Binotto, al pie de los Cavallino Rampante

05/08/2019 10:41

Me imagino a los tifosi erigiendo cadalsos y pidiendo cabezas o persiguiendo a los culpables que correrán despavoridos, huyendo de los cascos de los Cavalllino Rampante.

Quedar a un minuto es algo difícil de digerir. Sólo en Australia, donde los rojos quedaron fuera del podio, encontramos una diferencia similar: 57 segundos. A partir de entonces, los rojos parece que entraron en una dinámica positiva. Redujeron diferencias. Charles Leclerc pudo haber ganado en Bakú sin la penalización, hasta estar a menos de diez segundos del ganador en España, Monaco y Canadá, donde Vettel pudo haber ganado sin la penalización de cinco segundos; de hecho, atravesó la meta como ganador. Una dinámica que se rompió en Francia, donde cayeron a 20 segundos, que dio un nuevo aviso en Silverstone, donde acabaron a 30 segundos, tras la recuperación en Austria, aunque en parte debido a que Lewis Hamilton, que mandaba, tuvo que cambiar el ala delantera.

Y Alemania, difícil de valorar. Los Mercedes estuvieron desaprecidos en combate y la gran remonda de Vettel se vio apoyada por tres coches de seguridad y dos coches de seguridad virtuales, sin los que hubiera sido imposible llegar a segundo.

Aquí Ferrari ha dado un paso atrás importante sobre el que hay que reflexionar. Y Binotto, vencedor tras la pugna con Arrivabene de finales del año pasado, ahora puede pagar los platos rotos.

¿Problema de hombres? No. Más problema de método, de politiqueo interno… de estar siempre en perpetua reestructuración sin asumir lo que se ha visto en Mercedes o Red Bull, incluso en Honda con sus motores: construir un equipo ganador requiere cinco años de trabajo… y estabilidad.

Recuerdo que sobre mi piloto favorito, Chris Amon, alquien –creo que fue Max Mosley– dijo que "de tanto buscar coche ganador, siempre se quedó sin él".

Y la historia de estos últimos años es precisamente el descabezamiento continuo del proyecto. Stefano Domenicali, Luca di Montezemolo, Marco Mattiacci y Maurizio Arrivabene. Y todo eso sin hablar de los técnicos: Aldo Costa, Luca Marmorini, Simone Resta, Nikolas Tombazis, etc.

La histeria por comenzar con uno nuevo, cuando aún el que estaba en marcha no había tenido tiempo de demostrar su viabilidad.

Hace ya algún tiempo que en Ferrari parece que han comenzado a centrarse en 2020 y han repescado a Resta pensando en 2021. El 2019 parece que lo hayan dado por amortizado y todo ello en un año en el que la pretemporada prometía lo mejor… aunque esto también sucedió el año pasado.

Y un Binotto que ha querido descargar las culpas en los neumáticos, en los cambios introducidos por Pirelli esta año, con una banda de rodadura más delgada para prevenir blistering.

Quizás es una herencia de los grandes años de Ferrari. Cuando Bridgestone les hacía neumáticos a medida y adaptados a cada pista si hacía falta. Cuando Michael Schumacher rodaba en Fiorano día sí y día también, pero de eso hemos pasado a unos neumáticos estándar que requieren otra mentalidad: deben fabricar un coche en función de los neumáticos, no al revés. Y, sobre todo, se han acabadon los test a diario y todo pasa por el mundo de la simulación, por el mundo virtual. Y en eso parece que han perdido el tren… o tomado un 'correo' en lugar del AVE.

No se qué sucederá, pero es obvio que se precisa una reestructuración. No es cuestión tanto de hombres y nombres como de metodología y organigrama. Binotto deberá reflexionar mucho sobre todo esto durante estas teóricas vacaciones estivales. Pensando en la próxima temporada, sobre todo, y en ofrecer un proyecto creíble. Y eso significa analizar las carencias actuales y prescribir los remedios, como si del Dr. House se tratara.

Todo ello es imprescidible si Mattia no quiere quedar a pie de los caballos, de los Cavallino Rampante.