18 años de la primera victoria de Fernando Alonso en Fórmula 1

"Antes de salir de Oviedo le dije a mi abuela Luisa que tenía un presentimiento, 'en Hungría voy a ganar yo, pero no se lo digas a nadie'". Y ella, a la que se sentía muy unido, le dedicó la victoria.

No sé que tenía 'Nano', pero irradiaba algo especial desde que puso un pie en las cuatro ruedas. Algo especial que Adrián Campos supo ver cinco años antes en el Palau Blaugrana durante una demostración de 'karting indoor' de pilotos y expilotos de F1, a la que fue llamado Fernando para que llevase un kart con una cámara onboard para transmitir el evento.

© Renault - Imagen de archivo de Fernando Alonso en 2001

Aquel día, sin que él lo supiera, cambió la vida de un joven y brillante piloto de karting que parecía resignarse a que su futuro era el kart, primero como piloto y después como mecánico.

"No me importaba el momento de ganar, porque sabía que tarde o temprano llegaría. Siempre ha sido el más joven en lograr Poles, podios y victorias. Pero esta es un sueño hecho realidad", dijo Alonso ese día.

Más adelante explicó que "hay días que, sin saber porqué te encuentras con el mejor coche en la pista. Y ese día, claro, ganas". Pero había que hacerlo y Fernando lo hizo.

Fernando, joven piloto al que Adrián dio la oportunidad en la Fórmula Nissan, que después fue World Series, donde logró el título de la categoría bien apoyado por Antonio García -sí, el actual piloto de Corvette-, para saltar a la Fórmula 3000 ,no sin antes haber impresionado a Cesare Fiorio y Giancarlo Minardi en el ‘test-premio’ de Jerez, con pista mojada. Tras las primeras vueltas le pararon: "No corras, ¡te hemos dicho que no corras¡", le dijeron. "¡Pero si no corro!", les contestó sorprendido. 

Luego llegó la victoria en Spa para poner broche de oro a una temporada 2000 difícil en F3000 y el salto a la F1 en Minardi en 2001... ya con Flavio Briatore como su manager, confidente y amigo.

© Sutton Images - Flavio Briatore celebra la victoria de Fernando Alonso en Hungría

Briatore tuvo claro que tenía entre las manos un diamante en bruto. Y que Minardi no era el mejor lugar donde ‘pulirlo’. En 2002 ‘lo bajó’ de los Grandes Premios... pero le dio 40.000 kilómetros de test en F1 -no había limitaciones entonces- donde Fernando pudo desarrollar una de sus claves como piloto: un gran sentido de la puesta a punto, que seguramente había ido trabajando en su época de karting, cuando pensaba que acabaría como mecánico de esta categoría.

La temporada, 2003, con Renault, era de trámite. O debía haberlo sido. Los franceses disponían un motor 10 cilindros en V de 110º, muy ancho, que daba ventajas por tener el centro de gravedad muy bajo, no estorbaba la aerodinámica como un boxer... pero sufría de un problema de vibraciones. Tanto es así, que Renault comenzó a trabajar en un V10 a 72º porque en 2004 los motores debían aguantar todo un GP y el de V ancha no parecía poder hacerlo.

No. No tocaban resultados. Pero el año no pudo comenzar mejor: dos terceros puestos y un memorable segundo tras Michael Schumacher en Barcelona. Aquel día escribí: "Schumacher ha descubierto quién será el campeón que le destrone". Posiblemente fue algo más emocional que fruto de la razón... aunque resultara a la postre profético. Una premonición que ya tuvo el sábado tras hacer la Pole en Hungría: "Estoy más cerca de la victoria que nunca".

© Sutton Images - Salida del GP de Hungría de 2003

Alonso ‘avisó’ en los entrenamientos, conquistó la Pole y controló la carrera de principio a fin: "La clave fue escaparme desde el principio. Tras tres vueltas tenía 15 segundos de ventaja y pregunté al box si había pasado algo. Sabía que teníamos un buen sistema de salida y lo aproveché. Sabía que me lo jugaba todo ahí y salió bien". 

Hubo un truco y un detalle que facilitó aquella victoria. Mark Webber con el Jaguar -el mismo con el que protagonizó un grave accidente en Brasil bajo la lluvia torrencial y que le impidió subir físicamente al cajón para saborear su primer podio porque iba camino del hospital– había salido muy bien y colocado segundo; el Jaguar no era tan rápido como Kimi Räikkönen, Juan Pablo Montoya o Ralf Schumacher, el otro ocupante de primera línea, y permitió a Fernando abrir margen. "Fue sin duda una ayuda, porque me permitió correr tranquilo, Pero no fue determinante. Lo determinante fue que pude tener un coche perfecto. Para ganar se deben dar una serie de circunstancias y se dieron todas en Hungría".

De sorpresa, a sensación de ‘hoy gano’ a la angustia de pensar que puede pasar algo. "Fue la carrera más dura para mí. No desde el punto de vista físico, sino psicológico. Me iba diciendo constantemente que podía hacerlo, que lo tenía todo, que no podía fallar. Por eso las últimas vueltas fueron tan angustiosas, más largas de que las 24 Horas de Le Mans –por entonces, claro, no las había corrido y ni siquiera pasaba por su cabeza que un día podía ganarlos dos veces–. Oía toda suerte de ruidos, parecían avisos de que el coche iba a dejar de funcionar. Sólo se me pasó esa sensación cuando atravesé la meta. No sentía miedo de que algún rival me arrebatase la victoria, pero...".

Acabó con 16 segundos de ventaja sobre Kimi Räikkönen, que había debutado en F1 en 2001 como él y también prometía una carrera meteórica. El dominador de la F1, Michael Schumacher, acabó doblado. 'El gran pentacampeón le abrió la puerta como si fuera el reconocimiento de que ha llegado el hombre que le jubilará’, volví a escribir en la crónica de aquel día. Pero Fernando dijo que en ese momento, el de doblar a Schumacher, sentía "que era necesario para ayudar a mi compañero Trulli", que era quinto, por delante de Michael.

Y Fernando pudo subirse al monoplaza para hacer los gestos de una canción popular, ‘los pajaritos’, que era la forma con las que celebraba la victoria en la F-Nissan.

No pudo celebrarlo con los suyos de inmediato. Tras el GP debía marchar urgentemente a Polonia para una exhibición. Pero una vez asumido el éxito supo mantener los pies en el suelo. "Me doy cuenta que he hecho algo importante, pero no me siento en una nube, no es mi carácter. Ganar otro Gran Premio no será posible por ahora; en Monza e Indianápolis es donde tenemos más oportunidades de puntuar. Sólo pienso en una oportunidad de podio en Suzuka".

Aquel día Louis Schweitzer, presidente de Renault, dijo que la gesta de Alonso "es notable y confirma su especial talento. Su victoria es la de todo el equipo y el de la propia empresa. Somos capaces de llegar a campeones". Lo harían dos años más tarde.

Seguro que a Luca de Meo y Marcin Budkowski les gustaría poder decir muy pronto lo mismo.

© Sutton Images - Fernando Alonso gana en Hungría 2003