Bertone Ramarro: vestir un Corvette C4 a la italiana, Parte 2

Como no podía ser de otra manera, los italianos se apresuraron a buscar otro traje para el americano. Aclararon por encima de todo que el diseño original les gustaba, por lo que aparte de las modificaciones técnicas anteriores, tan solo se concentraron en acentuar los músculos de la carrocería original. Como apunte, los neumáticos Michelin que se instalaron eran directamente los mismos que la Fórmula 1 había utilizado hasta 1983.

El interior sí que cambiaba bastante. Lo realmente llamativo eran sus asientos, de una sola pieza y unidos al túnel de transmisión, todo además recubierto de colores verdosos y textura escamosa. Los instrumentos y controles digitales –claves en este Corvette– permanecieron casi inalterados a excepción de la caja de cambios automática, que se controlaba ahora mediante un dial en lugar de con una palanca. El maletero se reducía ahora simplemente al exiguo espacio tras los asientos debido al acortamiento de la zaga y a la nueva disposición del radiador.

Finalmente, el nombre escogido, Ramarro, hace referencia a una subespecie de lagarto muy común en áreas mediterráneas, un hecho que derivó en la elección del color verdoso que presenta el concepto tanto en su interior como el exterior. Cabe destacar que justamente 20 años antes, Bertone ya se había atrevido con la modificación de un Chevrolet Corvair de cara a acercarse al mercado americano, con nada menos que con Giorgietto Giugiaro a los lápices. Lo curioso es que su creación también recibió un nombre zoológico, ''Testudo", que es la palabra en latín para referirse a una tortuga.

Como era de esperar, Bertone lo expuso a bombo y platillo en salones y conferencias al otro lado del Atlántico, cuyo debut tuvo lugar en el Salón de los Angeles de 1984, previo a las olimpiadas que se celebraron allí aquel año. En 1985, el Ramarro recibió el premio al diseño de la revista 'Auto & Design' por sus ''ideas audaces y la nueva personalidad infligida al Chevrolet Corvette''.

Suele ocurrir que siempre se habla de producir el vehículo en una pequeña serie que nunca llega a recibir la luz verde, y este caso no es ninguna excepción. Ya en 2015, la colección entera de 79 vehículos y prototipos de Bertone salió a subasta no sin antes se declarada bien de interés nacional italiano. Finalmente se vendió por una cifra de 3.445.000 euros a la asociación del Coche Clásico de Italia, quien ahora exhibe los vehículos en el museo aeroespacial de Volandia, cerca del aeropuerto de Malpensa. En lo que concierne al valor del Ramarro en sí, algunas estimaciones tras la venta de la colección situaron su precio en unos 80.000 euros.